Septiembre

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Son las 09:50 del Sábado, 20 de Abril del 2024.
Septiembre

Agosto es un mes premonitorio pues, mucho antes de que acabe, nos anticipan su final. Aún no hemos deshecho las maletas del veraneo y ya vemos en las tiendas las colecciones de ropa de otoño y en la televisión los anuncios de la vuelta al cole. Uno y otro, cambio de vestimenta y regreso a la cotidianeidad, son dos atributos muy reconocibles del mes que viene tras agosto.

 

En septiembre mudamos la piel. El moreno veraniego se descascarilla, se desprende y, tras desaparecer, desvela nuestro verdadero color. Ese tono más pálido nos acompañará durante muchos meses y nos camuflará en el escenario habitual de las obligaciones, las responsabilidades y el lento encadenamiento de las horas y las semanas. Porque el año nuevo comienza realmente en septiembre. Es en septiembre cuando dejamos atrás de una vez por todas los alegres días del verano y las vacaciones, esas jornadas de descanso sin apenas normas, imposiciones, ni horarios inquebrantables que han puesto el feliz y merecido epílogo a un año de esfuerzos. Es en septiembre cuando la naturaleza nos advierte de que ha llegado el tiempo de reactivar nuestros músculos, de tensarlos y ponerlos al ritmo de lo que está por venir. En septiembre no sólo decimos adiós al letargo estival: el mundo nos abre las puertas de un nuevo ciclo de progresiva oscuridad y con él saludamos a otra temporada de trabajo, a otro año de afanes, desvelos y perspectivas cuyo horizonte final plantamos en otoño, dejamos robustecer al abrigo del invierno y veremos florecer, con suerte y buenas lluvias, la siguiente primavera. Después aparecerá otro verano, nos habremos ganado el derecho al reposo, el sol volverá a tostarnos la piel y así la rueda nunca cesará de girar.

 

Septiembre es, como las buenas novelas de suspense, una gran interrogación abierta: regresas a la rutina y no sabes si ésta te engullirá, o si te permitirá alcanzar indemne el final de la trama, o si te sorprenderá con un capítulo inesperado de cuyo desenlace nada puedes anticipar. Probablemente aparezcan otros personajes junto a los ya conocidos, nuevos compañeros de viaje, en la oficina o en la fábrica, que irán hilando sus historias a tu alrededor y con quienes, sin más remedio, deberás interactuar, ya sean héroes o canallas. Puede que, en apariencia, nada haya cambiado desde la última página que leíste antes de cerrar el libro, cuando te ibas de vacaciones, estabas cansado de esta historia y anhelabas otras aventuras. Es posible que el relato prosiga su curso aparentemente predecible y monótono haciéndote creer que todo continúa igual, aun cuando tú intuyas que, con certeza, nunca nada será igual que antes. Debes ser paciente y tenaz. Debes tener confianza. Recuerda que cualquier final es posible hasta llegar al último párrafo, a la última palabra, hasta el cierre del gran interrogante. Recuerda también –pues ya lo hiciste antes– que con algo de fortuna y buen ánimo lograrás remontar, una vez más, la cuesta de septiembre.

 

 

Juan Felipe Molina

Fotografía: Guillermo Molina Fuentes

Juan Felipe Molina Fernández