La agoní­a del pequeño comercio

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Son las 12:17 del Viernes, 19 de Abril del 2024.
La agoní­a del pequeño comercio

Son ya ocho los años que dura esta infame crisis que nos ahoga y que se está cebando especialmente con Puertollano. Muchos han sido los análisis que se han hecho sobre sus orígenes y también sobre sus consecuencias. Pero, tras escuchar a algunos amigos, quisiera centrarme en algo que afecta directamente al pequeño comercio de nuestra ciudad: el precio del alquiler de los locales.

 

Desde 2008, el mundo inmobiliario se ha visto sacudido por un viento huracanado. De hecho el precio, tanto de compra/venta como del alquiler, de pisos y casas se ha derrumbado prácticamente a la mitad. Todo aquel que quiere vender o alquilar, sabe que el mercado ha empujado los precios muy por debajo de cómo estaban hace 8 años. Pero ello, aún siendo obvio, no afecta por igual a los locales comerciales.

 

En cualquier actividad comercial, hay dos tipos de gastos fijos:

 

1-     Gastos de personal: Seguridad social, autónomos y salarios

 

2-     Gastos fijos diversos, tales como impuestos varios, electricidad, seguros, teléfono, adquisición de mercancías, amortización de préstamos de maquinaria y (especialmente) la renta que se ha de pagar al dueño del local en el que se desarrolla la actividad económica.

 

Cuando llegan las vacas flacas, el primero en resentirse es el primer epígrafe: se despiden empleados para reducir costes. A la vez se negocian con las compañías suministradoras reducciones y mejoras en los contratos de electricidad, teléfono, seguros, formas y plazos de pago, etc. En general, se trata de reducir en la medida de lo posible los gastos fijos derivados de la explotación comercial.

 

Se  busca que el negocio sea rentable y su dueño/os pueda pagar deudas y vivir de él. Para ello, muchos pequeños propietarios de comercios no dudan en reducir hasta lo impensable sus márgenes y sus propios sueldos. Pero hay un gasto difícil de reducir, porque no depende del emprendedor que lucha día a día por salir adelante. Hablamos del alquiler del local que ocupa. Ya habíamos visto como los precios de la compra/venta y alquiler de viviendas se habían desplomado prácticamente a la mitad en Puertollano. Pero eso no ha ocurrido con los locales comerciales.

 

Los dueños de los mismos se aferran con uñas y dientes a los precios que había antes de la crisis e incluso los aumentan (IPC), sin tener en cuenta el daño que con ello hacen. Daño no solo a la pequeña tienda en cuestión, sino a toda la ciudad en general. Las calles se han llenado en los últimos años de puertas y escaparates cerrados, tapiados, que afean la vía pública y le dan un aire, en algunas zonas, de ciudad fantasma y semi abandonada.

 

Hablando con autónomos titulares de pequeños establecimientos (alguno de los cuales se ha visto abocado al cierre), me comentan como al plantearle al propietario del local que se haga cargo de la situación y baje el alquiler (y lo acomoden a los tiempos), su respuesta siempre es parecida: “si te interesa, y si no ahí tienes la puerta. Otro vendrá que pague”.

 

No podemos olvidar que el empleo y los puestos de trabajo los crean mayoritariamente la pequeña y mediana empresa. Y no basta con ofrecer suelo barato en polígonos industriales (que también), es perentorio hacer algo para que el centro de la ciudad no pierda la alegría, la vistosidad y la magia que dan los escaparates decorados e iluminados. Especialmente en estas fechas.

 

El inmovilismo y la avaricia de los dueños de locales comerciales, repercute seriamente en el mantenimiento y creación de negocios, comercios, despachos y oficinas de diversa índole. Lastrando, cuando no impidiendo, iniciativas de futuro por parte de autónomos emprendedores que podrían contribuir a generar puestos de trabajo. En definitiva, el egoísmo, la ruindad y la ambición desmedida de unos pocos, perjudica al conjunto de la sociedad.

 

 

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Pepito Grillo