Estamos viviendo uno de esos períodos en que la mayoría de la población necesita consumir más combustible y casualmente, mire usted por dónde, han subido los precios de la gasolina y el gasoil. En estos perturbadores contextos, nunca falta el típico grupito de aviesos malpensados y agitadores que van por ahí malmetiendo al asegurar que estos oligopolios lo hacen así, adrede y con mala leche, para obtener pingües ingresos. ¿Más beneficios?... ¿Pero cómo puede alguien en su sano juicio pensar que unas empresas acostumbradas a obtener dividendos de miles de millones, se van a aprovechar de una situación de necesidad para ganar aún más dinero? ¿Pero qué clase de gente creen que lidera esas grandes corporaciones? ¿Gente avariciosa sin escrúpulos? ¿Gente sin alma a las que les importa un comino el bienestar ajeno? ¿Gente sin principios que no comprende que hay miles de consumidores necesitados de dicho combustible cuyas familias no se pueden ni siquiera permitir unas vacaciones?... ¿En qué tipo de mundo/infierno se piensan que vivimos estos desconfiados, chismosos y envidiosos que se dedican a sembrar cizaña?...
Es más, supongamos por un instante que eso fuera cierto, que los precios suben debido a una injustificado y desmedida ansia lucrativa. ¿Cómo se explicaría entonces que haya millones de personas que consientan tal agravio sin hacer nada al respecto?... ¡No, por Dios, no! Todos estos asuntos no son sino fruto de la casualidad. ¡Por favor, seamos sensatos! Puede que se trate de una casualidad recurrente, lo admito, pero CASUALIDAD al fin y al cabo.
