Imagen de una mañana cualquiera a las afueras de Puertollano junto a un centro comercial de la periferia: un grupo de contenedores de basura y de reciclaje completamente llenos y en el suelo tirado -de manea incívica- junto a los contenedores, unas maderas y unos cristales. A lo lejos se acerca un pequeño camión de la basura a toda velocidad. El viandante testigo que suscribe este escrito adivina que el servicio de limpieza iba a hacer la correspondiente y pertinente labor. Su conductor ataviado con el uniforme laboral de Valoriza se acerca a los contenedores , le da una patada a las maderas y las mueve hasta el centro de la acera. No hace nada más. Vuelve a montarse en el camioncillo y a toda velocidad se marcha hacia otros contenedores que hay unos 500 metros más allá. En el trayecto hay desperdigadas botellas de vídrio y de plástico, además de restos de comida y bolsas de papel por las aceras, fruto de otro comportamiento incívico de quienes la noche anterior ocuparon esos sitios para hacer botellón o similar . Y las papeleras también están llenas. Nada, ni caso. El camioncillo hace parada en los contenedores más alejados. En este punto el nivel de desperdicios y de suciedad es aún mayor. El operario sigue haciendo caso omiso. Baja del camioncillo, echa un vistazo no repara en lo que encuentra alrededor y sin mover ni un dedo se vuelve al vehículo y parte hacia otro lugar. La suciedad continuó allí. Un vecino le llamó la atención de lo que se dejaba esparcido en la acera, pero el operario hizo mutis y despareció igual que había llegado.
Al día siguiente, ya no era solo un camioncillo. A este se había sumado otro camión de mayores dimensiones . Este volvía a pararse junto a los contenedores y junto a la zona del botellón de dos días atrás. Otra vez ni caso. Allí estuvieron al menos 25 minutos parados departiendo unos operarios con otros, como si la labor de recoger la suciedad no fuera con ellos y al rato se marcharon. Alguno hizo amago de recoger alguna de las latas que estaban cerca de él…pero se quedó en la buena intención.
Por supuesto la suciedad, tres días después, continuó en el mismo lugar. Entre tanto, el viento se encargó de extender las bolsas de plástico por las aceras y las cunetas, contribuyendo así a tener un entorno más sucio, más descuidado y más abandonado.
Partimos de la base de que las personas incivilizadas debieran cumplir con unas mínimas normas de educado comportamiento y si no las cumplen, alguien debiera hacérselo cumplir. Las fuerzas de orden municipales también están para hacer cumplir, advertir y recordar las normas y ordenanzas municipales . Pero para los señores de la empresa de limpieza … ¿corresponde o no corresponde que quienes tienen que hacer su trabajo, lo hagan bien? ¿De qué sirve cambiar de empresa o aumentar el presupuesto para este cometido si la desidia y la falta de profesionalidad va a seguir reinando entre algunos de sus trabajadores…? Lo dicho, queda mucho por hacer.
JMR