Un mundial de locos y una sociedad desquiciada

Son las 07:40 del Viernes, 3 de Mayo del 2024.
Un mundial de locos y una sociedad desquiciada
El pasado día 20 de Agosto, trece años después de haberlo logrado la masculina, nuestra selección femenina lograba colocarse en Australia la estrella de campeona del mundo tras imponerse por un gol a cero a la selección de Inglaterra, vigente campeona de Europa. La generación de las Olga Carmona, Alexia Putellas, Aitana Bonmatí, Jenni Hermoso o Salma Paralluelo, entre otras, comandadas por el discutido Jorge Vilda, conseguía hacer vibrar e ilusionar a todo un país desplegando un juego de alta calidad, dejando atrás a varias selecciones con mayor tradición futbolística que la nuestra, como la inglesa o la sueca, a la que se logró vencer en semifinales. Sencillamente, hicieron un mundial de locos.
 
Era una oportunidad de oro para poner en valor al fútbol femenino en nuestro país, para lograr que, a partir de ahora, haya un boom de niñas que, mirándose en el espejo de las nuevas campeonas del mundo, decidan aficionarse a jugar al fútbol e incluso apuesten por dedicarse a ello profesionalmente y para que, en definitiva, todo el país celebrara durante una buena temporada lo que sin duda ha sido un hito en la historia de nuestro fútbol y de nuestro deporte, al igual que sucedió con la selección masculina cuando se impuso contra pronóstico en el Mundial de Sudáfrica de 2010.
 
Sin embargo, si en aquella ocasión en Sudáfrica la pareja Casillas-Carbonero nos sorprendió con un beso que enterneció a todos, en esta ocasión, otro beso, el protagonizado por el Presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y la jugadora Jenni Hermoso durante la entrega de medallas, ha terminado por arrebatar el foco mediático al éxito conseguido por nuestra selección, creando una polémica, desde mi modesto punto de vista, desquiciada, interesada e innecesaria.
 
Parecía un simple gesto de euforia desmedida, más aún, cuando la futbolista, Jenni Hermoso, preguntada en el programa El partidazo de Cadena Cope por lo acontecido y advertida por Juanma Castaño, director del programa, de que había gente que se había ofendido por ello, contestó en primera instancia y de manera totalmente espontánea lo siguiente:“Sí, a ver, a día de hoy todo va a estar mal visto por los ojos de quien los mire y yo sólo puedo decir que ha sido el momento, la efusión (entiéndase efusividad) del momento y que no hay nada más allá, se va a quedar en una anécdota y ya está, que la gente si le quiere dar bombo se lo va a dar y quien no, no”. Declaraciones que parecían zanjar una posible polémica sobre todo cuando la misma comenzaba la entrevista desde el avión de regreso a España asegurando “estar de puta madre”. No imaginaba la pobre Hermoso y, probablemente ninguno de los espectadores que seguimos el Mundial con verdadero interés que, en nuestro país, algunos ya se estaban frotando las manos para utilizar esa anécdota y la imagen de la propia Hermoso para montar la mundial. La guerra. También la tercera.
 
Ciertamente, hay que reconocer que la actitud del Sr. Rubiales durante toda la ceremonia de entrega de medallas fue indecorosa y dista con mucho de lo que se espera de cualquier persona que nos pueda representar en un acto público. Y no sólo por la ya tristemente famosa escena del beso con nuestra futbolista, sino también por las bochornosas imágenes que nos dejó en el palco junto a su Majestad, la Reina de España, agitando los brazos fuera de sí y llevándose la mano a los genitales. Sencillamente, el Presidente de la Federación Española de Fútbol no puede comportarse como un ultra en la grada, por mucho que acabemos de ganar nada más y nada menos que la Copa del Mundo.
 
Pero de ahí a afirmar abiertamente que el Sr. Rubiales ha agredido sexualmente a Jenni Hermoso, cursar todo tipo de denuncias y pedir su inhabilitación va un paso largo. Sin embargo, está ocurriendo, y desde todos los estamentos de la sociedad se ha organizado una cacería mediática y un linchamiento social que, sin duda, responde a una serie de intereses ocultos y no tan ocultos que, a quien suscribe estas líneas, generan bochorno y pavor a partes iguales.
 
Resulta preocupante que hayan sido nuestros políticos, otra vez ellos sí, los primeros en saltar a la palestra para convertir, de manera interesada claro está, lo que a juicio de la futbolista era tan sólo una anécdota, en una polémica a nivel nacional e incluso internacional. Cómo no, habría de ser la líder de Sumar, Doña Yolanda Díaz, con el habitual discurso radical y extremista que caracteriza a su organización política, la primera en abrir fuego entre nuestra clase política. “Rubiales ha vejado y agredido a una mujer. Sus excusas no sirven en absoluto”, habría mantenido la Sra. Díaz ante las disculpas iniciales del Presidente de la Federación Española de Fútbol por lo acontecido en Australia.
 
Pronto, habría de ser Don Pedro Sánchez, experto en arañar un puñado de votos de cualquier circunstancia menor, el que se subiera al carro de la polémica señalando “Vimos un gesto inaceptable. Sus disculpas no son suficientes, debe seguir dando pasos”. Y, por supuesto, no faltaron a la cita del disparate desquiciado los Echenique, Montero y demás oportunistas.
 
Y yo me pregunto, ¿dónde ha quedado la sensatez y la memoria de los ciudadanos de este país? Un país, que, agarrado con fuerza a la izquierda, presume de tolerancia y al que sin embargo no le tiembla el pulso a la hora de tachar de machistas, fachas y demás insultos manidos no sólo a quien tiene una opinión distinta a la suya sino también al que decide guardar silencio consciente de que diga lo que diga o haga lo que haga estará cometiendo un error. Viva la libertad de expresión…
 
Debemos recordar que, hace pocos meses, la tristemente famosa Ley del “Sí es sí”, nefastamente diseñada por la Ministra de Igualdad, Doña Irene Montero, con el apoyo de Sumar, antes Podemos, y por descontado del PSOE con Don Pedro Sánchez al frente, permitió rebajar las condenas de agresores sexuales que se encontraban en las cárceles de nuestro país hasta el punto de quedar en libertad un buen puñado de ellos. Un error histórico por el que NADIE dimitió, a NADIE se destituyó, y por el que NADIE pidió ni tan siquiera perdón a la sociedad ni, por supuesto a las víctimas. Muy al contrario, todavía la Sra. Montero se permitió el lujo de desviar la responsabilidad de un error tan grosero a los jueces que tan sólo se limitan a aplicar la ley. Sí, señora Montero, esa ley que usted propone y aprueba en el Parlamento. 
 
Por eso, que ante una cuestión de importancia infinitamente menor a la acontecida con la Ley del “Sí es sí”, calificada incluso de anécdota por la propia futbolista, vengan ahora a incendiar nuestra convivencia, ignorando por completo el éxito conseguido por nuestra selección y convirtiendo a la jugadora en el instrumento perfecto para lograr, a cualquier precio, sus objetivos políticos, produce verdadero bochorno y pavor. El ciudadano no está ni debe estar para lecciones de según qué personajes y, desde luego, no para las lecciones de aquéllos que han cometido un error tan grosero ni por supuesto de la Sra. Montero. Esa doble vara de medir da vergüenza ajena. Así que, parafraseando al Emérito, cállese Sra. Montero, cállese. Usted más que nadie.
 
Bien harían nuestros políticos en guardar silencio respecto de estas polémicas y recordar que, por aquello de la división de poderes que rige nuestro Estado de Derecho, ese que tanto se cacarea cuando interesa y al que se desmenuza cuando la ocasión lo requiere, el poder ejecutivo DEBE mantenerse al margen de las cuestiones que pudieran ser competencia del poder judicial. Por respeto al Estado de Derecho. Y por prudencia. No sea que vuelvan a hacer el ridículo como en su día se hizo con el asunto “Juana Rivas”, también alentado por el movimiento feminista más desquiciado. En aquella ocasión, permítanme recordarles, un buen puñado de políticos, aprovechaban sus intervenciones parlamentarias para pronunciar el manido “Juana está en mi casa”, que se había convertido en el lema de apoyo a la Sra. Juana Rivas cuando ésta desapareció con su hijo menor de edad para impedir que su ex marido, Don Francesco Arcuri, pudiera llevar a cabo el régimen de visitas que por verano le correspondía al estar así establecido en sentencia. Resultado: dos años después de aquello, ya en 2018, la Sra. Juana Rivas fue condenada a nada más y nada menos que cinco años de prisión como autora de un delito de sustracción de menores. 
 
Y yo me pregunto, ¿dónde quedaron entonces todos aquellos políticos que, con una insensatez supina, se habían subido al barco mediático promovido por el movimiento feminista más desquiciado? ¿Dónde los medios de comunicación y los periodistas? ¿Dónde los integrantes del movimiento feminista más radical? La Sra. Juana Rivas entró en prisión en el más absoluto de los abandonos mediáticos. NADIE dijo ni mu. Por cierto, ¿sabían todos esos palmeros, cuando hacían suyo el lema “Juana está en mi casa” que también existe la posibilidad de ser condenado a penas de prisión como encubridores de un delito? ¿Sabrán ahora que, quien sabe si el día de mañana, el Sr. Rubiales pueda querellarse contra quien considere oportuno por un posible delito de calumnias? Pues eso. El ciudadano debería esperar menos ignorancia o más sensatez, seriedad y prudencia en nuestra clase política.
 
Sigamos. No debe sorprender a los aficionados al mundo del fútbol que personas como el Presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), Don David Aganzo, o el Presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Don Javier Tebas, hayan aprovechado la coyuntura para subirse al carro de las críticas despiadadas al Sr. Rubiales, pues bien es sabido por todos que entre ellos han existido y existen enfrentamientos públicos por todo tipo de cuestiones futbolísticas.
 
Ahora bien, lo que ha rozado el esperpento es lo ocurrido con posterioridad a la celebración de la Asamblea Extraordinaria de la Federación Española de Fútbol convocada de urgencia para el pasado Viernes, día 25 de Agosto. Allí, el Sr. Rubiales terminó denunciando lo que, a su juicio y también al mío, era una “cacería política y mediática”, y anunciando acciones legales contra aquellos políticos que la habían iniciado y alentado, léase, la Sra. Yolanda Díaz, el Sr. Echenique y la Sra. Montero, cuando, según la prensa, todo indicaba que dicha asamblea habría de servir para sellar la dimisión del Sr. Rubiales. Sí me sorprendió la valentía con la que el Sr. Rubiales gritaba “No voy a dimitir” en repetidas ocasiones, pero más aún que muchos de los miembros de la Asamblea, seleccionadores femenino y masculino incluidos, aplaudieran las palabras del Sr. Rubiales en señal de apoyo.
 
Sin embargo, al día siguiente, todas las personas que, libremente, decidieron aplaudir al Sr. Rubiales en su discurso, pasaron, sospechosamente, a sumarse a las críticas al Presidente de la Federación, desmarcándose con la publicación de diversos comunicados ante la amenaza de que esa cacería mediática orquestada contra el Sr. Rubiales terminara por ocasionar daños colaterales que afectara a sus intereses. Pero han llegado tarde. Ya les han cogido la matrícula. La trituradora mediática comandada por la Sra. Yolanda Díaz, ya ha puesto la maquinaria a funcionar.
 
Declaraciones de la líder de Sumar: “Los seleccionadores que aplaudieron a Rubiales no deberían continuar en su puesto”. Casi nada. Otra vez, los abanderados de la tolerancia y la libertad de expresión, aplicando la dictadura del “conmigo o contra mí” contra aquellas voces que, libremente, puedan ser discordantes con sus objetivos políticos. Da miedo. Sobre todo porque, que a nadie le quepa duda, de que, si es necesario, no dudarán en movilizar a esa masa social desquiciada, para terminar destituyendo a Don Luis De la Fuente, seleccionador masculino, y a Don Jorge Vilda, el seleccionador que ha conseguido un hito en el fútbol femenino, convirtiéndonos en campeones del mundo, y apuntarse así otro tanto en lo que ellos mal llaman “la lucha por la igualdad”.  Que una vez más, ¡viva la libertad de expresión! 
 
Confieso echar en falta algunas cosas en medio de todo este embrollo. Por un lado, algo más de valentía en todos aquellos que, libremente, decidieron apoyar al Sr. Rubiales durante su intervención en la Asamblea y al día siguiente se apresuraron a publicar comunicados subiéndose al carro de las críticas. Por otro lado, que la propia jugadora salga personalmente a zanjar la polémica de una santa vez y en la línea en que ya se pronunció en la entrevista concedida para “Cadena Cope”, en lugar de esconderse bajo el paraguas de su agencia de representación o del sindicato correspondiente. Y, sobre todo, echo en falta que el cacareado derecho a la libertad de expresión pueda ser ejercido, sin temor alguno, por todos. No sólo por la izquierda más radical. También por todos aquellos que discrepan de la masa social desquiciada e incluso también por aquellos que aplaudieron en la Asamblea al Sr. Rubiales. Echo en falta que a nadie le cueste el puesto aplaudir. Echo en falta sensatez y honradez política.
 
En definitiva, lo acontecido estos días, habla a las claras de que, por un lado y por desgracia, a nadie interesa realmente el logro deportivo conseguido por nuestras futbolistas, y que nuestras campeonas, sí han sido Campeonas del Mundo, están siendo lamentablemente instrumentalizadas con fines políticos.  Y para muestra un botón. Sale a la palestra Don Víctor Francos, Presidente del Consejo Superior de Deportes, y, en medio de todo este lío, suelta el eslogan “Esto es el Me too del fútbol español”, en alusión al movimiento producido en Estados Unidos tras el escándalo “Harvey Weinstein” en la industria cinematográfica. Sólo importa apuntarse a cualquier precio la medalla de ser los abanderados del feminismo. Sobran los comentarios.
 
Por último, ¿recuerdan lo acontecido entre los ya retirados Miguel González “Míchel”, futbolista del Real Madrid, y Valderrama, centrocampista del Real Valladolid, cuando aquél le tocó los genitales a éste en pleno partido de fútbol?  ¿Interpondrán ahora también denuncia contra el ex futbolista del Real Madrid, por haber agredido sexualmente al futbolista colombiano? Tranquilidad, no lo harán. No sirve para la medalla feminista. Aunque, tal y como está el panorama, tiene suerte el futbolista madrileño de que hayan pasado 32 años y la “agresión” se encuentre prescrita.
 
Adrián Arruabarrena.