Una enfermedad vidriosa y una dosis de sensatez

Son las 16:15 del Viernes, 3 de Mayo del 2024.
Una enfermedad vidriosa y una dosis de sensatez
Hace pocos días, Don César Antonio Molina, ex ministro de Cultura bajo el mandato de Don José Luis Rodríguez Zapatero, saltaba a la palestra expresando su deseo de que el PSOE “salga de la enfermedad vidriosa que tiene y recupere su buen juicio”. Lo hacía con motivo de la presentación del programa de cultura del candidato a la Presidencia del Gobierno por el Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, cara a las próximas elecciones generales. Lo hacía tras anunciar éste que, caso de alcanzar el gobierno, establecería un Ministerio exclusivo de Cultura que viniera a reivindicar la importancia de la proyección cultural del país.
 
Resulta inaudito en los tiempos que corren que un político ex dirigente del PSOE se deshaga en elogios hacia el líder del partido adverso. Que el Sr. Molina describa al Sr. Núñez Feijoo como un “presidente de primera” llama poderosamente la atención. Más aun encontrándonos tan próximos a unas elecciones generales. Lo hace porque, a su juicio, el Sr. Núñez Feijoo supo lidiar, en sus tiempos como Presidente de la Xunta de Galicia, con el nacionalismo del BNG, a diferencia del ínclito Don Pedro Sánchez que “ha venido favoreciendo a vascos y catalanes en detrimento del resto de los españoles”. Concluía el Sr. Molina que España carece de políticos sensatos señalando, aun a riesgo de ser desterrado por el “sanchismo” más desquiciado, al Sr. Núñez Feijoo como uno de los pocos líderes políticos que actúan de manera sensata.
 
Entre las sensateces del Sr. Nuñez Feijoo, cara a las próximas elecciones generales, destaca haber incluido, como número tres, en la lista para el Congreso de los Diputados por nuestra provincia de Ciudad Real a Doña Carmen Quintanilla Barba, otra persona a la que estoy seguro también le lloverían los elogios del Sr. Molina por ser una mujer en mayúsculas, una luchadora infatigable que nunca se aleja de los parámetros de esa sensatez que tanta falta hace en, como diría Cecilia con su voz aterciopelada, esta España nuestra.
 
Doña Carmen Quintanilla, actual Presidenta Nacional de AFAMMER, lleva toda una vida luchando por los derechos de las mujeres rurales. Es feminismo en estado puro. Sin eslóganes ni estupideces. Una mujer que lleva peleando por los derechos de las mujeres, especialmente las más desfavorecidas, desde la época de la Transición. Con una trayectoria impecable que ya les gustaría tener a muchos y muchas. Una política de las de antes. De las de trabajo y consenso. Seria y sensata. Una mujer que sólo conoce la palabra trabajo y que lleva su esfuerzo por los demás hasta los límites de lo sobrehumano. Huye de los extremos, de la demagogia y del feminismo barato que algunos se han empeñado en instaurar bajo la batuta de la Sra. Montero. Y eso, hoy día, ya es decir mucho. 
 
Por eso, es una gran noticia que alguien considerado por algunos miembros sensatos de la izquierda como el Sr. Molina –sí, parece mentira pero todavía queda alguno- como un presidente de primera, por su sensatez entre otras virtudes, haya querido confiar en la labor y el saber hacer de una veterana en estas lides como es Doña Carmen Quintanilla para hacer imperar eso que tanta falta hace en el Congreso de los Diputados a partir del próximo día 23 de Julio del corriente.
 
Que Doña Carmen Quintanilla pueda terminar, de nuevo, siendo diputada por la provincia de Ciudad Real no sólo es una gran noticia para el votante del Partido Popular en nuestra circunscripción. Es una gran noticia para las mujeres. Para las rurales y para las que residen en las grandes urbes. Para todos. Para los votantes de derechas y también para los de izquierdas. Sí, han leído bien. También para los de izquierdas. Porque Doña Carmen Quintanilla no es amiga del sectarismo político. Es una enamorada de los derechos y libertades de los españoles y una perfecta conocedora de lo que realmente significa la palabra igualdad, no sólo entre hombre y mujeres, sino entre ciudadanos en general. Es, en definitiva, una apuesta por la sensatez.
 
Dice el refrán que después de la tormenta siempre llega la calma. Y si es cierto, el ciudadano tiene ahora, en las próximas elecciones generales, una oportunidad de oro para deshacerse de esa enfermedad vidriosa con origen en los Sánchez, los Iglesias, los Echeniques, los Otegis, los Rufianes, Monteros y gente de mal vivir. Y aplicar esa dosis de sensatez que tanta falta nos hace para recuperar la estabilidad y la paz social que nos han arrebatado. Es hora de apostar por el cambio. Como ya se ha hecho en las recién celebradas elecciones municipales. De depositar nuestra confianza y nuestro futuro de los próximos cuatro años en políticos como los Molinas, los Feijoos y las Quintanillas de nuestro país.
  
Solo así podremos recuperar esa España que todos deseamos y al que el ciudadano sensato todavía aspira. Ajena al populismo barato y a las patéticas acusaciones que afirman que entraremos en poco menos que el túnel del terror. Un país próspero, saneado económicamente y bien gestionado cara al futuro. Y sobre todo, libre de toda enfermedad vidriosa.
 
 
Adrián Arruabarrena.