Es una ruta verde por excelencia: Arranca en Cuenca para, tras una pequeña parada en el mirador natural del Ventano del Diablo, para continuar hasta la Ciudad Encantada, una maravilla geológica, ejemplo paradigmático del paisaje de erosión kárstica. Una hora y media nos permitirá descubrir a pie este lugar mágico, al que la fama no ha restado encanto. Tras la ciudad encantada y adentrándonos en la montaña de Cuenca, podremos hacer una pequeña parada en la Laguna de Uña, al lado del pueblo del mismo nombre, y visitar su Centro de Interpretación del Medio Acuático. Puedes continuar por el área recreativa del Molino de Juan Romero, o subiendo a Huélamo y a su castillo, desafiante desde las alturas.
Siguiendo por la carretera llegaremos hasta Tragacete, pueblo típico de la sierra, en el que encontramos un interesante recorrido de unos 20 minutos, y que nos lleva a la Cascada del Molino de la Chorrera y su impresionante mirador.
Continuando por la carretera principal, llegaremos a las cascadas de toba del Nacimiento del Río Cuervo, Monumento Natural, henchidas de agua de deshielo en primavera. Desde ahí, atravesando parajes pertenecientes al Parque Natural del Alto Tajo, nuestra ruta discurrirá a más de 1.600 metros de altura hasta descender en Beteta, capital comarcal, con un añejo conjunto urbano, una soberbia iglesia parroquial gótica y el castillo que fue de los condes del lugar. A unos pocos kilómetros del casco urbano, podemos acercarnos a la Laguna del Tobar, y contemplar el juego de reflejos sobre sus aguas transparentes y oscuras. O también podemos acercarnos a la diminuta localidad de Cueva del Hierro, donde los vecinos exhiben orgullosos su mina, explotada desde tiempos romanos y hoy habilitada para visitas turísticas.
Al llegar a Beteta, descubriremos su impresionante Hoz: Entre acantilados verticales de más de 80 metros de altura, el río Guadiela se sume en aterradoras cortaduras, flanqueadas por una vegetación vigorosa. Centenares de especies crean una atmósfera de sombra y humedad a los pies de los farallones, donde anida una nutrida buitrera. La Hoz de Beteta es además también singular por su Paseo Botánico, recorrido senderista de una hora de duración.
Más allá, si aún nos resta día, no hay que perderse el magnífico pasillo del Estrecho de Priego, donde el río Escabas rompe la última dorsal serrana para adentrarse ya en tierras alcarreñas. Y en tierras entre la sierra y la Alcarria entraremos nosotros ya retornando a Cuenca, con parada casi obligada en Priego, serrano y alcarreño a la vez, monumental y artesano. Mucho tiene Priego que enseñar, pero no hay que perderse su Plaza Mayor, su soberbia iglesia renacentista y el convento de San Miguel de las Victorias sobre el Estrecho, en un lugar más propio de águilas que de fundaciones humanas, recuerdo de la participación de la villa y sus hijos en la más grande ocasión que vieron los siglos.
Otro recorrido alternativo y muy atractivo para realizar con coche es el recorrido entre Villalba de la Sierra y Las Majadas donde podremos visitar Los Callejones de las Majadas, caprichosos laberintos de piedra, disfrutar de las vistas desde el Mirador del Tío Cogote o subir más hacia el norte por la pista forestal hasta el área recreativa de la Fuente de la Tía Perra o el Mirador del Reloj.
La vuelta hacia Cuenca puede realizarse por donde iniciamos la ida, la CM-2105 o como alternativa interesante retornar por la CM 2104, de igual belleza, recorriendo la hoz por otro lado y pasando por Valdecabras, un curioso pueblo muy cercano a Cuenca de menos de 90 habitantes.
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