Los taxistas de Puertollano reivindican una subida de la tarifa en desplazamientos largos

Blas Díaz, el presidente de la Asociación de taxistas de Puertollanoha explicado a Cope que “cuentan ya cuatro años sin subir la tarifa, pero el combustible y las reparaciones en los talleres si han subido”.

Por eso, han pedido al Ayuntamiento de Puertollano-“y así lo  trasmitieron a finales de diciembre del año pasado al concejal responsable, Carlos Mora, a través de un escrito- una subida de la tarifa en recorridos largos”. Díaz ha explicado que “habría que adaptar las tarifas y aumentarlas en los desplazamientos más largos.  Sería algo simbólico, que no afectaría mucho al cliente y que nos  permitiría a nosotros ir más desahogados”.

Actualmente, un servicio mínimo, unos dos kilómetros,  cuesta 4 euros. “Pero las cosas están mal, cada vez coge menos gente taxis y cuando lo hacen, en vez de recogerlos en su domicilio vienen aquí a la parada para ahorrarse un euro o dos”, se queja Blas.

La parada, situada en pleno corazón de Puertollano,  en el Paseo de San Gregorio acoge cada día a una decena de taxis. 26 en total hay en Puertollano,  un número, reconoce Blas, “acorde a la población de Puertollano, pero excesivo para la demanda actual”.

Taxis adaptados

Y los precios tampoco ayudan para “amortizar lo que cuesta adaptar un vehículo para las personas discapacitadas”.

Aunque Puertollano sí cumple con una normativa de 2007 que obliga a que un 5 por ciento de las licencias de taxis sean para vehículos adaptados, “hacerlo es muy costoso y la inversión no se recupera”, ha explicado Blas.

En Puertollano hay dos vehículos adaptados, “el 5 por ciento que exige la ley se traduciría en Puertollano en  1,3 coches y aquí tenemos dos, es decir que  cumplimos la normativa”. Y hace casi dos años que se cumple, “pero no hay suficiente gente para coger esos taxis adaptados, tampoco hay subvención y la inversión asciende  a 15.000 euros, solo adaptarlo, vehículo aparte”, ha manifestado Blas.

“Se necesitan muchos años para rentabilizar ese dinero…y sin subida de tarifas...y sin apoyo de las administraciones es muy difícil”, explica el presidente de la Asociación de taxistas en Puertollano.

“Por no hablar del papeleo y los viajes que hay que echar para poner todo a punto. Desde la administración son muy exigentes”, relata Blas. Y bien lo sabe él.  Lleva 16 años como taxista en Puertollano, “su abuelo era taxista, también su padre, primos suyos son taxistas y también su hermano”.  Es este último el que “tiene una de las dos licencias de vehículos adaptados a discapacitados y sabe lo que cuesta”.

Adaptar un taxi requiere tiempo, dinero, paciencia y ganas.

“Mi hermano tuvo primero que solicitar al Ayuntamiento un nuevo coche para minusválidos. Después tienes que ir a Industria y ahí empieza todo el papeleo. Tienes que elegir entre plataforma o rampa, para subir la silla de ruedas al coche y eso te lo instalan en una casa autorizada que está en Miguelturra. Se tiene en cuenta todo: medidas, peso del coche, anclajes etc…Son diferentes administraciones las que tienen que revisarlo, ver que todo está bien”, ha explicado Blas.

Un taxi adaptado se diferencia de los demás porque “es más voluminoso, -tiene capacidad para seis personas, incluida la que va en silla de ruedas- y en el exterior lleva una pegatina distintiva”.

Dedicación exclusiva

Con una ley de incompatibilidad que les obliga tener una dedicación exclusiva, con una jornada de 8 horas al volante, los taxistas de Puertollano se enfrentan a otro problema: “los compañeros asalariados, los que además del taxi trabajan en otra cosa”.

En ese sentido Blas es muy claro, “cuando la cosa va bien no pasa nada. Pero cuando falta el trabajo la gente se enfada”.  A la espera están también de que el Ayuntamiento apruebe unas ordenanzas “que actualicen algunas normativas, porque las que hay están anticuadas, y así se puedan regular estos asuntos, en los que debería mediar el consistorio, no los taxistas”, asegura.

“Aquí estamos para servir al pueblo. Pido que intenten cogernos lo máximo posible”, es la última reivindicación de Blas. Por pedir que no quede.

Fuente: La Voz de Puertollano, Ana Contreras