Centro de naturaleza de la Dehesa Boyal

Son las 19:56 del , 5 de Mayo del 2024.
Centro de naturaleza de la Dehesa Boyal
Entre los espacios al aire libre de Puertollano destaca con personalidad propia el Centro de Naturaleza de la Dehesa Boyal. Situado en el pulmón verde de nuestra ciudad, a escasos cinco kilómetros del casco urbano, su emplazamiento se sitúa en la margen izquierda de la carretera de Mestanza. Dispone de una comunicación perfecta tanto si utilizamos el coche, la bicicleta o caminamos. En el primer caso, la carretera de Mestanza nos conduce hasta la desviación -en el kilómetro 6 aprox.- eficazmente señalizada con doble carril que, tras aproximadamente un kilómetro, nos deja en el acceso principal del Centro. El itinerario para llegar en bicicleta o caminando es el mismo: a través del carril bici accedemos al comienzo de la Dehesa Boyal, en la zona derecha de la carretera de Mestanza, para luego ascender por el carreterín interior asfaltado hasta su mitad y adentrarnos por la izquierda en la senda que se dirige hasta el antiguo bar y que conecta con la desviación mencionada de doble carril utilizada por los coches.
 
El Centro de Naturaleza ya cuenta con un cuarto de siglo de antigüedad y, en su momento, fue el proyecto estrella en la decidida voluntad de los responsables políticos locales de erigir un espacio que confirmara la vocación de nuestra ciudad por la puesta en valor del Medioambiente. No se escatimaron recursos para transformar una zona en campo abierto sin especial relieve, en otra donde los diversos apartados del valor ecológico tuvieran una presencia relevante. Con una superficie de 135.000 metros cuadrados o, lo que es igual, 13,5 hectáreas, es propiedad del Ayuntamiento y se encuentra en la antesala del Valle de Alcudia. Los servicios con los que cuenta garantizan una adecuada respuesta a cualquier necesidad de los amantes de la naturaleza.
 
En este aspecto, encontramos una oficina de recepción de visitantes, una extensa zona de aparcamiento, un bar- cafetería de amplias dimensiones, un espacioso restaurante dotado de una gran cocina y aulas de interpretación de la naturaleza, válidas para encuentros y jornadas. La práctica del deporte puede realizarse en la zona superior del recinto, donde se encuentran dos pistas de tenis y una cancha de baloncesto y fútbol sala. En la parte central de las instalaciones descritas se halla la piscina, que ocupa una extensión de 14.000 metros cuadrados, diseñada para dar cabida a pequeños y adultos mediante dos zonas bien adaptadas; el entorno de la pileta de baño es ideal para que las familias disfruten de una jornada al amparo de las frescas y densas sombras que proporciona la heterogénea arboleda, acomodándose sobre el césped abundante y bien regado. No carece de un chiringuito en el que mitigar la sed y poder tomar un aperitivo sin salir del recinto.  Verdaderamente, estamos en un oasis de frescor como no hay otro en las inmediaciones de la ciudad.
 
El equipamiento se completa con cabañas para acampadas juveniles o uso familiar, un observatorio astronómico, un vivero de plantas autóctonas y un jardín botánico con amplia variedad de especies vegetales. La última dotación del Centro es un aparcamiento para autocaravanas dotado de modernas prestaciones para vehículos y usuarios. En las inmediaciones se suceden lugares abiertos en los que sobresalen las especies arbóreas propias de nuestra tierra: encinas, pinos, eucaliptos, y arbustos como la jara y donde es muy recomendable la práctica del senderismo o ciclismo por caminos, senderos y trochas que nos conducirán por terreno llano y a las cumbres de las sierras circundantes. Con ello, se completa un entorno natural de especial singularidad.
 
Desde la apertura del Centro de Naturaleza, sus instalaciones han acogido numerosas manifestaciones relacionadas con las actividades al aire libre y el deporte. En las cabañas se han alojado nuestros hijos durante los campus de baloncesto desarrollados en su cancha. Han tenido lugar campamentos de verano con la participación de los centros escolares de la ciudad. Se han programado visitas de todo tipo de colectivos para conocer y disfrutar de las dotaciones del Centro. Se ha conmemorado el Día Mundial del Medioambiente con la participación de miles de escolares. El bar-cafetería ha sido un lugar de recreo para tomar un aperitivo de un modo distinto, y el restaurante ha acogido celebraciones de bodas, comuniones, cumpleaños y cuantas manifestaciones sociales exigían un entorno singular para realzar el acontecimiento en cuestión. Las aulas han dado lugar a jornadas, reuniones sectoriales y encuentros relacionados con las disciplinas medioambientales. En definitiva, el emplazamiento ha conocido etapas de esplendor para el aprovechamiento de la ciudadanía local y comarcal.
 
Lamentablemente, las instalaciones han sufrido un paulatino declive desde hace años hasta la actualidad. A fecha de hoy, cuando estamos en pleno verano y, por tanto, en el periodo de máximo apogeo teórico del emplazamiento, únicamente la piscina se mantiene abierta mientras el resto de los espacios presentan un evidente deterioro que los incapacita para el uso. Ciertamente, la imagen que puede contemplar el visitante es penosa ya que todas las instalaciones descritas ponen de manifiesto la necesidad de una labor de restauración para devolverles su pasado lustre. La actividad pujante de años atrás prácticamente ha desaparecido y apenas se tienen noticias de su uso por parte de asociaciones y colectivos.
 
Cuando la decadencia de un espacio se confirma año tras año, resulta cada vez más complicado y costoso romper la tendencia y retornar a los buenos tiempos. Nos tememos que el presupuesto municipal sea insuficiente para afrontar ese cometido, lo que obliga a poner la esperanza en la llegada de un inversor que revitalice el Centro de Naturaleza. Ha de ser un auténtico profesional, con experiencia en el campo del ocio al aire libre y con solvencia económica para no buscar el beneficio a corto plazo. Al igual que la caída ha llevado tiempo, se necesitará asimismo tiempo para reflotar el proyecto. Mientras tanto, queda el consuelo de poder gozar de una jornada placentera en la intacta piscina de la Dehesa Boyal. Resulta altamente recomendable.
Eduardo Egido Sánchez