El carcinoma basocelular y espinocelular en la piel

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Son las 12:52 del Jueves, 28 de Marzo del 2024.
El carcinoma basocelular y espinocelular en la piel

A lo mejor es necesario que actores de cine como el australiano Hugh Jackman, que tiene bajo control su cáncer de piel en la nariz desde que dio la cara en 2013, nos digan “ponte protección solar ante la radiación ultravioleta”, pero no sería una opinión tan concluyente como la del dermatólogo Eduardo López Bran, un experto en carcinomas basocelulares y espinocelulares.

La incidencia de estos tipos de cáncer de piel, incluyendo el fatídico melanoma, ha aumentado casi un 10% anual en los últimos cuatro años en países como España, según destaca “El Libro Blanco del Cáncer de Piel” en el que trabaja la Academia Española de Dermatología y Venereología (EADV).

“Es un fenómeno que también se da a nivel mundial. En Estados Unidos, por ejemplo, se diagnostican cerca de tres millones y medio de casos al año -apunta el jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid-. En nuestro país se registran alrededor de 116.400 pacientes con carcinoma basocelular y 17.500 con carcinoma espinocelular, los dos más frecuentes”.

Carcinoma de células basales o basocelular

La piel se compone de tres capas: epidermis, dermis e hipodermis. La capa que vemos, epidermis o cutícula, se compone, a su vez, de células muertas, que se van desprendiendo de nuestro cuerpo, y de células basales, que las van sustituyendo. Son cúbicas y se aplanan a medida que ascienden hacia la superficie.

El carcinoma basocelular se origina en esta capa basal de la epidermis, justo antes de la segunda capa o dermis, sobre todo en aquellas zonas corporales más expuestas a la luz solar.

 

 

 

 

Hugh Jackman se tapó la zona de su nariz operada con una tirita durante la presentación de la pelí­cula "Logan" en febrero de 2017 en la ciudad Taipei
Hugh Jackman se tapó la zona de su nariz operada de carcinoma basocelular con una tirita durante la presentación de la película “Logan” en febrero de 2017 en la ciudad Taipei. EFE/Ritchie B. Tongo

 

 

 

 

“Fundamentalmente en la cara y, especialmente, en la nariz -apunta López Bran-. Esa ‘heridita’ que no cierra; esa ‘ulcerita’ que crece; o ese nódulo que cada vez es más grande o está más elevado pueden ser el comienzo de un cáncer de piel”.

A diferencia del melanoma, más mortal, suele aparecer hacia los 50 o 60 años de edad, ya que la piel tiene memoria y no olvida décadas de radiación. Es más habitual que la prevalencia remarque más a los ancianos que a las personas de mediana edad.

Los carcinomas basocelulares muestran apariencias diferentes:

  • Nodular: Lesiones lisas y de textura perlada.
  • Superficial: Una placa eritematosa (enrojecimiento por vasodilatación).
  • Esclerodermiforme: Placas blanquecinas.
  • Ulcus rodens: Ulceraciones que se infiltran en la piel.
  • Pigmentado: Es necesario hacer un diagnóstico para diferenciarlo del melanoma.
  • Fibroepitelial de pingus: Rojizo, aparece sobre todo en el tronco.

Es muy raro que lleguen a niveles metastásicos -proliferación hacia otras partes del cuerpo-, por lo que es fácil curarlo en estadios iniciales. Aún así, la amenaza no es desdeñable si las células malignas alcanzan la cavidad intracraneal a través de las mucosas o de los orificios nasales y auditivos.

El diagnóstico precoz y una cirugía sencilla permiten a los médicos erradicarlo sin mayores consecuencias. Solo en determinados casos  es necesario buscar alguna alternativa terapéutica de mayor calado para solucionarlo definitiva y totalmente”, dice el dermatólogo.

En el 99% de los casos el tratamiento es sencillo y muy eficaz.

  • Curetaje y electrocoagulación: Raspar y cauterizar.
  • Crioterapia: Destruye el tumor con nitrógeno líquido.
  • Terapia fotodinámica: Aplica una sustancia fotosensibilizante y destruye las células de forma selectiva.
  • Cirugía convencional: Extirpación del tumor.
  • Cirugía de Mohs: Cuando los tumores son recurrentes y en zonas de riesgo. El tumor se elimina por capas evitando tocar el tejido sano.

Pero existe un porcentaje ínfimo de casos en los que el tumor avanza sin posibilidad de cirugía. La neoplasia destruye el cuero cabelludo, los huesos o el pabellón auricular. Los carcinomas más letales consiguen llegar a la cavidad intracraneal. Aquí entran en juego la radioterapia y la quimioterapia.

Carcinoma basocelular

Carcinoma de células espinosas o espinocelular

Primero observaremos que nuestra piel muestra una zona rojiza, con una superficie irregular y escamosa que no se cura. Con el tiempo puede tener un aspecto más nodular, más duro… hasta que se convierte en una úlcera abierta que se expande hacia el tejido sano de su alrededor.

Las células escamosas o queratinocitos conforman en un 80% o 90% la epidermis. Sus funciones se centran en producir proteína estructural y en servir de barrera contra el agua y otros agentes lesivos, como puedan ser los microorganismos.

“Este carcinoma ataca preferentemente al labio inferior y en el dorso de las manos, aunque pueda aparecer en otras áreas de la cara o del resto del cuerpo. Es mucho más prevalente en personas de tez clara y tiene más probabilidades de desarrollo aprovechando las cicatrices de la piel, sobre todo las originadas por quemaduras”, señala el dermatólogo.

Una biopsia confirma la neoplasia, ya que su aspecto exterior es similar a otras lesiones de la piel, y su extirpación, incluyendo tejidos adyacentes, es la mejor solución, sin descartar los procedimientos que se utilizan contra el carcinoma basocelular. En muy pocos casos se propaga -metástasis- a través de los ganglios linfáticos y llega a otros órganos; cuando lo hace, la fatalidad estropea un bello y tardío anochecer.

Sí al sol, pero no a los agresivos rayos ultravioleta

Poner el acento en la prevención y en el diagnóstico precoz de los diferentes cánceres de piel (basocelular, espinocelular y melanoma) son dos de las estrategias clave para que descienda la lista de personas afectadas, ya que hasta el 80% de los casos de cáncer de piel podrían evitarse si se actúa desde la infancia

Consejos que ofrece la AEDV para prevenir el cáncer de piel:

  • Los niños reciben tres veces más radiación ultravioleta que los adultos. El 80% de la radiación solar que llega a nuestra piel se recibe antes de los 18 años.
  • La finalidad del fotoprotector no debe ser nunca la prolongación del tiempo de exposición.
  • La mayoría de protectores solares no aguantan de un año para otro.
  • En España, se recomienda una protección solar de factor 30 durante todo el año y de 50 en verano.
  • El uso de sombreros o gorras debería implantarse en todos los ámbitos: laboral, recreativo y escolar.
  • Tener una piel muy blanca, más de 50 lunares, antecedentes personales o familiares de cáncer de piel o estar inmunodeprimido son factores de riesgo para desarrollar un cáncer de piel.
  • El daño producido por la exposición al sol es acumulativo. Si se quiere llegar a una vejez sin manchas y con menos arrugas, hay que protegerse del sol.
  • Las frutas y vegetales rojos, como los vegetales verdes, ricos en vitamina C, son antioxidantes recomendados y ayudan a paliar los efectos negativos del sol.

 

 
DR. EDUARDO LÓPEZ BRAN / GREGORIO DEL ROSARIO / JAVIER SÁNCHEZ | Gregorio Del Rosario
  EFE