Seguir el curso del río…

Son las 16:42 del Sábado, 4 de Mayo del 2024.
Seguir el curso del río…

 

Por Antonio Carmona

Menudo empeño éste: el de seguir el curso del río. Quién sabe si una manía. Quizás sea un impulso inexplicable. El río y el viajero en movimiento bajo un trenzado de claroscuros. El viajero a veces hace un alto. El río, nunca. Un tronco derrotado en la orilla le sirve de asiento. El viajero fantasea con la posibilidad de que el río siempre fluya, incluso en estío, aunque sea un caudal nimio. Pero comprende que esta tierra ya no sería esta tierra, ni este río sería el mismo río, que convierte su lecho en camino sin lluvia, en espina dorsal y guía del romero, el musgo sobre la peña, el quejigal y su sombra. Los de por aquí sabemos que un río puede perder su agua, pero jamás pierde su nombre ni a quien lo nombra.

Esta minúscula porción del mundo le parece infinita al viajero. Inabarcable en espacio. Inconmensurable en tiempo. Aún no sabría decir si esta infinitud se le hace bola o le libera. Habrá que pensar en ello. “¿Qué dirían los filósofos al respecto?”, piensa. ¡Que le den a los filósofos!”, concluye. Un paisaje infinito visto desde nuestra perspectiva. Porque nosotros no somos infinitos, río Montoro. ¿O sí lo somos?