Serenidad.
Pero si ya había estado aquí antes. Bien es cierto que se trataba de otro lugar con menos monte y más mar. Entre el Cielo y la Tierra quizás se halle la respuesta. Hay quien la busca en esos Textos que a veces no hacen sino alejarte de la Vida. Pero intuyo que la respuesta está aquí, entre la Tierra y el Cielo, donde no queda espacio para rencores ni ansiedades, donde la Muerte parece una etapa más y la Salvación, una bagatela.
Olor a almizcle, a sudor de venado, a líquido amniótico. Olor a dolor de parto en parideras cuarcíticas bajo arcos arcanos, donde alguien ha plasmado mujeres bitriangulares con tocados y hombres con falo y brazos en asa. Mañana lucirán soles de sangre, resina y clara. Entre el Cielo y la Tierra podríamos algún día vislumbrar el sentido de la Vida. ¿Quién sabe?... Por ahora, con esta serenidad nos basta.
