“Nights In White Satin”: felices no-sueños

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Son las 02:34 del Viernes, 29 de Marzo del 2024.

La historia ha acabado siendo injusta con los Moody Blues, artífices de la joya que hoy trae Sam a nuestros oídos. Al cabo de los años y tras una serie de siete discos enlazados durante los sesenta y primeros setenta, el maremoto “punk” arrasó con ellos y con la grandilocuencia de sus propuestas y, a pesar de haber seguido publicando con cierta regularidad, y continuar saciando a una legión de incondicionales, sus álbumes sonaban artificiosos y reiterativos en cuanto a los recursos empleados, en definitiva se enfrascaron en un triste “déja vu” injusto para una banda de su categoría y de su importancia en el mal llamado por muchos “rock sinfónico”.

 

“Nights In White Satin”fue editada en el segundo disco de la banda, “Days Of Future Passed” (1967), primero si nos atenemos al estilo que acabará diferenciando al grupo donde el uso de nuevas tecnologías musicales, como el mellotron (pionero de los sintetizadores), la aportación de orquestas sinfónicas y filarmónicas para los fondos épicos y casi wagnerianos se contraponía a las necesidades de las cadenas de radio que evitaron programar el tema por su extensión demasiado larga (más de siete minutos). El álbum, nacido al abrigo de los discos conceptuales que se pusieron de moda desde el “Sgt.Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (Beatles, 1967) relataba en términos cercanos al relato cinematográfico el tránsito de un día entero que, como es natural, acababa en la Noche, lugar ocupado por la larga disertación que fue editada en versión corta (4’26”) en 1972, cuando acabó subiendo a lo más alto de las listas de éxito, incluidos los EE.UU., país muy alejado de los gustos de este tipo de grupos pero que, en la versión corta, aceptó magníficamente el tema.

 

De la misma forma que los Moody Blues se obstinaron en superar su pedazo de éxito con discos como el inolvidable “Question of Balance” (1970), del que mi buen amigo Paco Hidalgo decía maravillas y que me acabó descubriendo al borde de los diecisiete años (¡¡¡Arggh, qué viejo soy!!!), nunca pudieron evitar ser recordados sólo y exclusivamente por “Nights In White Satin”, canción que esperábamos impacientes pinchara el DJ de turno en la discoteca para intentar bailar “agarrao” con algunas de las púberes chicas del entorno. La inmortalidad de la canción nos siguió en nuestras primeras aventuras eróticas y nos lleva ahora, al cabo de casi 50 años de su publicación, al terreno evocador de nostalgias infinitas a lo que contribuye la formidable voz de Justin Hayward, una especie de Dorian Gray rockero como lo demuestra lo bien que se mantenía en 2008 en la actuación que inicia nuestra “track-list” que precede a su vez a la versión corta de finales de los sesenta y da pie para las versiones ajenas en donde disfrutaréis con auténticas piezas de museo, desde la realizada por Nancy Sinatra, Dalida o los Shadows, eso sin contar con la visceral versión de Bettye Lavette o la oportunista óptica “new wave” de los Dickies. Así que, invita a tu pareja al algo fresquito y daros un homenaje bien merecido.

Juanma Nuñez Rodrí­guez
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