Florecen ermitas blancas

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Son las 01:14 del Viernes, 19 de Abril del 2024.
Florecen ermitas blancas

La gente habla… Los vecinos afirman que nació y vivió largo tiempo en la península de Kamchatka. Cazaba osos pardos y grandes ungulados. Mientras estas bestias agonizaban malheridas, él escudriñaba sus miradas y se dejaba embriagar por el tufo a carne asilvestrada, que ansiaba llorar sin saber cómo. Fue en aquella descomunal y áspera intemperie, donde advirtió que en su alma se respiraba un ambiente cerrado, por más que pareciera contradictorio.

Hay quien dice que después holló estancias bibliotecarias y aulas magnas en Cambridge, donde aprendió a someter palabras bajo el yugo del calibre. Luego las trasplantaba o las enterraba cuidadosamente en poemas que, si alguna vez germinaban, jamás nadie leyó. Más tarde vagó por toda Europa y se perdió sin remedio en algún paraje europeo. Aunque tampoco se conoce a nadie que le buscara, ni le echara de menos.

Nunca se supo con certeza cuándo llegó a nuestro pequeño país. Alguien asegura que dijo: “¡Que sencillo y diáfano es este cielo! Creo que me quedaré a vivir aquí.” Ahora observa absorto las suaves formas de las lomas y los cerros volcánicos. Se queda pensativo y desconcertado: “¿Qué palabras habrán sembrado en la cima de estos montes para que florezcan ermitas blancas de primavera?” Pero nunca se atrevió a preguntarlo en voz alta, ni posiblemente se atreva en la vida entera. 

Antonio Carmona