Nada como una buena pandemia para explorar los caminos de tu propio término municipal. En este caso, la carretera CR-504 te lleva desde Puertollano a Villanueva de San Carlos (El Pardillo, para los amigos) y a menos de dos kilómetros de dicho pueblo, a la izquierda, hay un bello paraje y caserío llamado Arroyos Malos. El camino público que lo recorre está reflejado en el mapa-inventario de Puertollano con el nº 129.
Recuerdo con melancolía aquellos tiempos en que una familia paraba el vehículo en una de estas curvas y por cualquiera de los muchos caminos podías adentrarte en la sierra, sin límite de distancia. Hoy en día, por este camino, no puedes recorrer ni siquiera dos kilómetros sin encontrarte con una puerta, una reja, una valla… Incluso el barranco por el que baja la corriente de Arroyos Malos está cortado. ¡Vaya valla!
Si seguimos por la carretera hacia El Pardillo, puedes ver un viejo letrero indicativo de dirección “Pedriza de la Higuera”. Un letrero metálico de tráfico de los de antes. Sin embargo, este recorrido “público” es aún más breve, pues al instante te topas o bien con puerta o bien con una valla, dependiendo del ramal que escojas. No llegas a ver ni la pedriza ni la higuera.
No es mi intención denunciar nada. Quizá todo esto tenga que ser así y los propietarios están en su derecho o los ayuntamientos no pueden hacer nada para recuperar sus caminos. En todo caso, sirva el presente escrito para constatar que este mundo cada vez me gusta menos y que me entristece el legado que estamos dejando a nuestros hijos y nietos. En nuestra tierra, todos los caminos te llevan de inmediato a la casilla de salida.
Antonio CArmona Márquez
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