José Antonio: “Lo que más me duele es no poder abrazar a mi hijo de tres años como me gustaría”

Por Fernando Romero

Hasta ayer eran, para el que escribe, “conductores de ambulancias”. Desde ayer son “técnicos de emergencia sanitaria”. Hoy, en COPE Puertollano, se ha podido escuchar el testimonio de José Antonio Lendrino Villanueva. Pero podría llamarse Emilio, Juan, Pedro, Santiago... o cualquier nombre que sirva para representar a todos esas personas que se ponen al volante de una ambulancia para ir y venir, recoger y llevar a enfermos de sus hogares al hospital. Están en esa primera línea de batalla contra el Covid-19, y su exposición es tan alta que cualquier protección siempre será poca.

José Antonioha reconocido, entre otras cosas, que pasan por momentos muy complicados, porque “no somos máquinas, somos seres humanos que tenemos sentimientos” y ha descrito cómo se les salta alguna lágrima cuando se despide a algún familiar porque tienen que llevárselo al hospital. Un relato escalofriante pero real como la vida misma. Tras realizar un servicio, buscan desconectar para no bajar el ánimo, y generalmente lo hace o hablando con su compañero de guardia o escuchando música “a la espera de otra llamada del 112 para realizar un nuevo servicio”. Lo que peor está llevando es “llegar a casa y ver a mi hijo de tres años y no poder abrazarlo como realmente me gustaría abrazarlo”.

Un testimonio que sirve para darle aún más valor del que se ya se le daba a esta profesión de técnico de emergencia sanitaria. Un testimonio que hará que refleja el día a día de un sector que también tiene su momento de agradecimiento cuando llegan las ocho de cada día. Lo valora, lo agradece y él lo define como “una fuente de energía enorme”, y ponen la sirena y salen a la calle a esa hora para agradecerle a todos el esfuerzo que están realizando por no salir de sus casas. Agradecidos siempre.

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