Gijón, ganador de la Beca nacional 13500 In Out del Salón de Arte “Ciudad de Puertollano”, en los últimos meses ha intentado desentrañar los pequeños grandes relatos que encierra la conocida Casa de Baños, que si bien nació como balneario en su mayor esplendor, después se convirtió en un lugar represivo para olvidar de los muchos y muchas que tuvieron que padecer la persecución de posguerra.
Medio centenar de rostros
Para hacer realidad esta exposición de medio centenar de rostros realizó un trabajo previo de investigación, de acercarse lo más posible a la verdad a través del testimonio de setenta personas. “Algunas historias son muy tristes, ya que para muchos niños fue un drama con la pérdida de sus padres”, explicó Gil Gijón durante la apertura de la muestra.
Entre aquellas microhistorias está la de entonces una niña, hoy una mujer, que recordaba como acompañaba a una amiga, día tras día, hasta la Casa de Baños para dejar comida a su padre encarcelado entre aquellas paredes. Nunca llegó a entrar a su interior, pero pudo imaginar muchas cosas de las que sucedía entre aquellos muros de piedra.
Desde hace una década es la Oficina de Atención al Ciudadano, pero antes, desde la terminación de la guerra civil, fue un centro de tortura y vejación en los duros interrogatorios de los que pensaban distinto a los ganadores de una contienda.
Reflejar un momento histórico
El artista no ha querido ahondar en la represión en sí para reflejar su obra, sino en un momento histórico del que aún hay “mucho miedo y silencio, pero lo he intentado tratar con la máxima normalidad. Aquí traigo todas las personas que han querido aportar su historia y retrato, independientemente del bando que fuera”.
Gil Gijón reconoce que ha sido todo un hallazgo la historia de la Casa de Baños, de conocer más fondo de que lo que había sido una casa de salud y bienestar, se convirtió en su antítesis, en un lugar oscuro y lúgubre.
Retratos de polvo
Una exposición en la que se pueden descubrir retratos de polvo de aquellas puertollaneros que tuvieron alguna relación con este edificio durante la dictadura franquista. A cada uno de ellos pidió una fotografía, lo más cercana a esa época, con el que elaborar su trabajo mediante la utilización del propio polvo que había en el interior de cada uno de los retratados.
También en esta muestra están los ausentes, de los que ya no pueden contar su historia a viva voz, a través de retratos al transparente. “Es una metáfora, cuando ya no queda nada físico queda el recuerdo. En el cristal no se ve nada, pero cuando se enciende la luz del conocimiento se genera una sombra, la imagen de esa persona”.
Valorar el talento local
Para la concejal de cultura, Ana Muñoz, esta exposición va a sorprender con la historia, el montaje y la obra de Gil Gijón, que es la primera exposición individual que hace en su Puertollano natal, después de lo que hizo de la mano de Jesús Cortés.
Un autor respaldado por un amplio curriculum y trayectoria y ahora con esta beca del Ayuntamiento de Puertollano, que según Muñoz es una apuesta del equipo de gobierno por fomentar las artes plásticas, el talento local y que quede reflejado en los edificios públicos y en su entorno, en este caso la Casa de Baños, uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad.