Y tras la tormenta, a recomponer lo que no está perdido y a rehacer lo que el agua deshizo en apenas unos minutos antes de que comience la procesión. ¿quién dijo que estaba todo perdido? "Yo vengo a ofrecer mi corazón" que cantaba el argentino Fito Páez. Cuenta atrás, prisas y manos a la obra con el espíritu positivo de quien no se rinde ante las circunstancias . Todas las manos, todas las ganas y la mejor de las actitudes con toda ilusión para volver a disfrutar del momento esperado: retirando plásticos y a volver a echar sal y serrín allí donde se pueda recuperar la imagen elaborada antes de la tormenta