La bandera más grande

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Son las 18:27 del Jueves, 18 de Abril del 2024.
La bandera más grande

« En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida

       Federico García Lorca                                                                                                                                               

Hay situacionesque necesito analizar profundamente antes de pronunciarme. Por ello, cuando lo hago corro el riesgo de no estar al día o no llegar a tiempo al debate social. Y esta, la que presento, es una de ellas. Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, en su proclamación como candidato a la presidencia del gobierno, ha sorprendido a propios y a extraños sacando a relucir una flamante bandera constitucional. La bandera más grande que se recuerda en un mitin. No es que los socialistas no tengan nada que ver con esta bandera. Muy al contrario, esta es una bandera que los socialistas, en su representación institucional, han utilizado en direcciones generales, ministerios y presidencias de gobiernos. En el desarrollo constitucional y en el diseño de la bandera también participaron de forma determinante y sin complejos. A pesar de todo, esta es la primera vez que se saca de esta forma, en un mitin de estas características. ¿ Significará esto algo más allá del hecho en sí mismo ?                                                                                                                                                   

A mi personalmente no me molesta, me desconcierta. Los militantes socialistas también tienen, en el corazón, otras banderas que fueron transmitidas a través de las generaciones. España, esa según algunos, nación de naciones, tiene muchas banderas. Sin embargo la bandera común no debería ser patrimonio de ningún partido político ni utilizarse como objeto de competencia entre ellos. Debería exhibirse con la misma naturalidad con la que se utiliza la de cualquier otra región. Desde mi  punto  de  vista,  sacar  la  señera  (sin estrella)  o  la  ikurriña  es  otra  forma  de mostrar la

 

bandera española. En otros paises de Europa, incluso con más tradición federal, esto es así. Quizás sea porque el patriotismo se ejerza más desde el desarrollo del texto legislativo : derecho a un trabajo, a una vivienda digna, a una salud y educación de calidad, que desde el enaltecimiento de los símbolos : bandera, himno o valores indefinidos…

Del gesto de Pedro Sánchez, me inquieta solo el tamaño. Si no llega a ser porque se trata de la bandera de todos diría que nos encontramos, una vez más, ante la expresión de uno de los estereotipos de la España más rancia que conocemos desde siempre. La de las dos Españas : « A ver quien la tiene más grande ». La bandera, por su puesto. O cualquier otro atributo que muestren poder y potencia por delante de la inteligencia. La utilización de los símbolos del Estado como expresión del dominio frente al adversario. Aquello del « …y tú más » o del « ...yo soy más que tú… » a los que tan acostumbrados estamos.

El ser humano es el único ser vivo simbólico que existe en la naturaleza. Cuando utiliza los símbolos del Estado : la bandera, el himno, la constitución o un pretendido valor común, político o religioso, matar se puede convertir en legítimo. Esto es algo de lo que afortunadamente estamos lejos pero que es un hecho cotidiano en otras regiones del mundo y que nosotros tenemos impreso en nuestro inconsciente colectivo, en nuestra historia.

Presentar la bandera constitucional como la bandera que nos une a todos los españoles puede ser tanto una obviedad como un exceso de confianza. Es tanto el todo como su contrario. No aporta nada original y sí introduce un debate que, en estos momentos, no parece necesario. Además, se corre el riesgo de dar alas a los que están perdiendo las plumas en su vuelo legítimo aunque fratricida y estéril, hacia posiciones separatistas.

Decía el escritor norteamericano, Kin Hubbard, que « cuanto menos aportan los políticos más aman a su bandera ». Sin embargo, en el caso que nos ocupa, la exhibición de la bandera en España no nos puede dejar indiferentes si recurrimos a nuestra historia democrática. Cada vez que se acepta una bandera se da un paso hacia delante. Ya ocurrió con el PCE en la transición democrática. ¿Estaremos en las puertas de una segunda transición? Detalles simbólicos no faltan en estos momentos para sospechar una afirmación semejante : la jefatura del estado, los poderes morales y sobretodo los ciudadanos y su representación estan cambiando.

No creo que el PSOE necesite reivindicar su constitucionalismo ni que vaya a competir con el otro gran partido de vocación bipartidista. Tampoco creo que Pedro Sánchez,  a estas  alturas,  vaya a

 

dar puntada sin hilo. Eso sí, creo que ha arriesgado, mostrando con tanta afirmación la bandera constitucional como lo hizo en su momento Santiago Carrillo para participar sin obstáculos en la España constituyente. Perdo Sánchez toma riesgos sobretodo en relación a su militancia y al espacio que debería ocupar, que es el de la izquierda política. O quizás sea un gesto bien calculado, intentando alcanzar el centro político. Ese espacio, amplio e indefinido, donde se encuentra la mayoría de la gente y que todo el mundo pretende. Ese espacio que acaba dando la mayoría absoluta y que, desde que desapareció Adolfo Suárez, nadie ha ocupado íntegra y honestamente.

Sabemos que los movimientos ciudadanos surgidos del 15M no son en su totalidad grupos que salgan desde las propuestas de la izquierda radical como se nos ha querido hacer ver. Hay mucha clase media afectada por la crisis. Si han tenido tanto éxito es porque la gente esta harta de que se la gobierne con impunidad y extrema ineficacia. Son movimientos que reivindican la participación popular pero sobretodo otra forma de hacer política. Esto, que parece obvio, Pablo Iglesias y Albert Rivera, lo han interpretado muy bien. Sus dos formaciones están intentando ocupar los respectivos centros, izquierda y derecha, justo los espacios que pretenden PSOE y PP.

Si nos dejamos de conjeturas y somos bien intencionados, me parece que en el gesto de Pedro Sánchez se pueden ver más cosas. Un mensaje con un proyecto de fondo que podría interesar e integrar a muchos, políticos y ciudadanos, para dar una salida al estancamiento institucional, político y económico, que vivimos en nuestro país.

Por ello, reivindiquemos las ideas antes que los símbolos. Desarrollemos un nuevo tiempo de construcción nacional adaptándolo a la época en que vivimos. La vuelta del consenso entre la clase política, los agentes sociales y los ciudadanos. Seguramente que Pedro Sánchez ya ha caido en la cuenta que, desde esta perspectiva, algo esencial tiene que cambiar para los españoles en su nuevo proyecto político.

El mensaje que propone Pedro Sánchez,« El cambio que une » o, si se me permite, la unidad para el cambio,con la bandera constitucional de fondo no puede ser otra cosa que el anuncio tácito de que el PSOE va a trabajar en los próximos años para favorecer y, porqué no, coordinar la reforma de la constitución.

Si es así, ¡ bienvenido al nuevo tiempo, Don Pedro !.

 

 

Pero si le sirve de consejo, a mi me hubiese gustado un poco más pequeña. La bandera, por supuesto. Incluso si parece paradójico, en nuestro país, cuanto más pequeña sea más gente cabrá en ella.

Los símbolos del Estado, como la bandera, tienen que ser pequeños, con contenidos bien claros y definidos, concentrados, aunque solo sea para que quepan en nuestros corazones.

Miguel Marset