El clí­toris: Esa Y invertida…. tan desconocida

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Son las 12:22 del Viernes, 29 de Marzo del 2024.
El clí­toris: Esa Y invertida…. tan desconocida

Parece mentira, pero el clítoris – esa Y invertida que se localiza en los genitales femeninos y su única función es la  de proporcionar placer sexual- se presenta muchas veces, incluso para las mujeres, como una gran desconocida


 

Y aunque la zona erógena por excelencia es el cerebro, y a estas alturas ya nadie lo duda, una mala estimulación del clítoris, junto al pobre desconocimiento de todo lo que rodea al sexo puede llevar a muchas mujeres a pensar que son anorgásmicas y que eso del placer sexual no va con ellas.

EFEsalud ha entrevistado a la sexóloga francesa Valérie Tasso y ha asistido a unos de sus talleres de sexología, organizado por la marca de juguetes eróticos LELO.

“Todos presumen de saber de sexo, pero es mentira. Se trata de una cuestión que sigue rodeada de muchos topicazos que, desafortunadamente, acaban aceptándose como verdad”, afirma para empezar la conversación esta francesa afincada en Barcelona y autora de más de una decena de libros.

Entre otros, “Diario de una ninfómana”, una de sus obras más conocidas y polémicas y que fue adaptada al cine.

Y como muestra de los tópicos, un botón: “las fantasías eróticas femeninas no son para nada románticas, y el hombre no solo piensa por el pene, tiene otras zonas erógenas con las que estimularse”, asegura.

“La zona erógena por excelencia es el cerebro, esto nadie lo duda, se repite hasta la saciedad, pero en sexología tenemos lo que son las zonas erógenas primarias, que son los genitales, el pecho, el trasero… y hay otros puntos a descubrir porque cada persona es un mundo y cada mujer tiene su propio mapa”.

Pero lo que sucede, según esta sexóloga licenciada en Económicas y Lenguas Extranjeras, es que aún son incontables las  personas que ni siquiera se atreven a mencionar la palabra clítoris, echan mano de los eufemismos, e incluso hay jóvenes que todavía no saben ni para qué sirve.

En su opinión, existe una “ablación del clítoris simbólica en Occidente, porque todavía con cierta frecuencia se oculta”.

Por ello defiende que hay que hablar más, y sin complejos, de este órgano que mide entre 10 y 12 centímetros y se compone de una parte interna no visible.

El clítoris, la llave que abre la puerta

Su nombre procede de la palabra de origen griego (Kleitoris), que significa llave, “la cuál abre la puerta hacia la máxima representación del placer: el orgasmo”.

Y aunque el término copa los primeros resultados del buscador de Google “muy poca gente es consciente de que el clítoris tiene como única función otorgar placer”, y existe, según la sexóloga, la creencia incorrecta y generalizada de que las mujeres pueden experimentar dos tipos de orgasmos distintos: vaginales y clitoriano, cuando el clitoriano es el único tipo de orgasmo que se puede experimentar.

clí­toris
EFE/Juan Ferreras

Es importante hablar del clítoris, ahora se ha puesto muy de moda como objeto, “y se venden como churros”, y esto es porque hace unos seis años unos franceses con una impresora tres D empezaron a imprimirlo. Hay jóvenes, por ejemplo, que los llevan como pendientes”.

La anorgasmia hace referencia a la incapacidad que tienen algunas mujeres para experimentar un orgasmo.

En este sentido, puede que una mujer no haya experimentado nunca un orgasmo, por lo que padecería de anorgasmia primaria; o existe la posibilidad de que, por diversos motivos, deje de experimentar orgasmos a pesar de que los haya tenido con anterioridad, en cuyo caso padece anorgasmia secundaria.

“La anorgasmia es una patología que se estima afecta hoy en el mundo al 25% de las mujeres, en lamayoría de los casos se genera por la presión que ella ejerce sobre sí misma, pero es importante destacar el hecho de que es posible corregir dicha afección a corto y medio plazo”.

Son, afirma, muchas las mujeres que vienen al sexólogo por problemas de anorgasmia.

“Fisiológicamente puede haber problemas de salud, como una diabetes, pero es muy raro y realmente yo no he conocido todavía en consulta que ninguna mujer sufriera anorgasmia por un problema fisiológico”.

“Todas las que he tratado, era por un tema psicológico, por una educación sexual muy reprimida en un entorno de familias muy conservadoras, o porque habían sufrido algún tipo de abuso sexual, esto último es un gran inhibidor, desgraciadamente”.

Sobre todo insiste en que la falta de conocimiento y la ignorancia son el peor de los males.

La información veraz “permite desechar miedos, tabúes y vergüenzas porque la base del conocimiento del cuerpo femenino es también fundamental para evitar trastornos sexuales”.

El conocimiento de su propio cuerpo para los hombres “es más fácil porque está a la vista, mientras que el sexo de la mujeres es más oculto, el deseo es más complejo, pero esto no convierte a las mujeres en seres superiores o inferiores”.

¿Como remediar la anorgasmia?

Primero, responde, hay que saber si la persona que viene a la consulta conoce bien su cuerpo “porque te llevas muchas sorpresas”.

Valérie Tasso cuenta la anécdota del día en que llegó a su consulta una chica joven que no sabía ni lo que era el clítoris, “tras dudar ante mi pregunta, respondió: si está entrando a la izquierda”.

 

 

Valérie Tasso habla de anorgasmia (VÍDEO EFE /PILAR GONZÁLEZ MORENO)

Pero lo más frecuente es que acudan mujeres de entre 40/45 años, con pareja, que ya se han hartado de no tener un orgasmo, que han perdido el pudor, que conocen un poco mejor su cuerpo, están experimentando y no saben bien cómo hacerlo.

“Y vienen diciendo no puedo más, me he pasado 20 años fingiendo”.

“Suelen ser mujeres ejecutivas, con hijos, que se han pasado la vida trabajando como locas y han dejado el sexo de lado porque no tienen tiempo, pero cuando están en la mitad de la vida y se paran a pensar, llegan a la conclusión de que hay que disfrutar, porque si no lo hacen ahora cuando lo van a hacer”.

No son anorgásmicas primarias, pero tienen “problemas para alcanzar el orgasmo debido al estrés laboral, y están tan cansadas cuando entran en casa tras una jornada laboral complicada que lo único que quieren es descansar”.

Curiosamente, apunta, para el hombre es diferente, el hombre cuando está estresado necesita sexo, necesita sacar la tensión que tiene y con las mujeres es diferente, “primero tenemos que relajarnos y luego tener sexo”.

“Una mujer de 45 años en un estado de estrés considerable no puede mantener unas relaciones sexuales en condiciones y muchas las tienen porque dicen va bueno a ver si, pero falla porque tienen demasiadas cosas en la cabeza”.

También influye la falta de intimidad, porque los hijos todavía están en casa, “lo que impide juguetear y el sexo se convierte en algo que se hace deprisa, y precisamente el sexo necesita tiempo”.

Junto a estas mujeres en la mitad de su vida, acuden a veces señoras de entre 65 y 70, “quieren saber porque han leído un libro o un artículo que les ha despertado la curiosidad”.

“En general vienen a pocas sesiones porque descubren un mundo que les da vértigo, y sobre todo prevalece la lógica de lo que representa el amor en su relación de toda la vida con el marido, porque a fin de cuentas se han pasado toda la vida así”.

“Y piensan ahora le voy a tener que decir a mi marido que no siento placer y he fingido toda la vida, y realmente sentiría placer si me estimulara el clítoris, y además tiene que venir conmigo a la consulta ¡Dios mío, mi matrimonio se va a ir al garete, y entonces desisten”.

Defiende la sexóloga que las mujeres son las primeras que tienen que aprender a tener un orgasmo, “pero si la pareja ayuda pues mejor, porque si es torpe en la cama y ella no se atreve a guiarle hacia ciertas zonas…”.

En cuanto a la multiorgasmia sostiene que no es privilegio de unas cuantas mujeres, “la multiorgasmia es un privilegio de todas las mujeres y es que se dicen muchas tonterías”.

“El tópico es: esta mujer tenía un orgasmo de vez en cuando, pero esta otra es supersexual. Pues no, todas las mujeres son multiorgásmicas. Si sabemos controlar un orgasmo se pueden controlar los siguientes de forma sucesiva”.

Fomentar el deseo

También considera que hay que fomentar el deseo: “hay que llamarlo, porque sino cae en letargo, es como el comer si dejas de comer o comes menos el estómago se hace pequeño, pues pasa lo mismo con el sexo”.

La masturbación no impide mantener, justo después, relaciones con tu pareja.”Las mujeres si se masturban luego tienen más ganas de hacer el amor”, pero esta máxima, asegura, también vale para los hombres.

En el tema de la anorgasmia hay también otro factor que es el de la presión que sienten en este mundo tan hipersexualizado, sobre todo los más jóvenes.

Piensan que tienen que ser multiorgásmicas a toda costa, y ser multiorgásmica es inherente a la mujer, pero puedes no experimentarlo porque estamos satisfechas solo con uno.

Creen que hay que estar siempre predispuestas: “hay toda una reivindicación de la sexualidad femenina que está bien por una parte, pero es peligrosa por otra. Lleva a las mujeres a autoexigirse y está provocando que lo pasen mal, y si uno se autoexige demasiado tiene un efecto demoledor en tu sexualidad y en la posibilidad de tener un orgasmo”.

Esta hipersexualización de la sociedad afecta asimismo a los chicos, les provoca problemas de eyaculación precoz, gatillazos, o incluso miedo alcontacto erótico porque no quieren quedar mal.

A juicio de Valérie Tasso, las redes sociales “han hecho mucho daño, además el porno está al alcance de todos. Antes había todo un ritual para ver una película pornográfica. Ahora parece que la pornografía es lo único que te permite saber sobre sexo. La pornografía vende un modelo erróneo. Cuando lo quieren emular es un desastre”.

Hemos pasado, concluye, de una sociedad muy reprimida al otro extremo, y los extremos son siempre malos.

“Personalmente prefiero cierta libertad sexual, pero aun así no me gusta lo que está pasando. La información que se vuelca en las redes toca muchos temas de sexo, muchas veces erróneamente, por ejemplo ahora todo el mundo se quiere hacer sex blogger….”

 

EFE/ Pilar González Moreno 

Foto: Gorka Estrada