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Modificación positiva de la microbiota intestinal (grupo de bacterias que viven en el intestino, también conocido como flora intestinal), que desempeñan un papel importante en la inmunidad
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Cuando el consumo de fibras se asocia a una hidratación adecuada, ayuda en el tránsito intestinal, evitando el resfriado (intestino atascado) y también crisis de diarrea.;
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Fomentan la sensación de saciedad, ya que el proceso de digestión de alimentos ricos en fibras lleva más tiempo;
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Reducen el riesgo de diabetes tipo 2 controlando las concentraciones de glucosa en sangre;
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Actúan también en el control de la glucosa en sangre después de las comidas en sujetos que ya son portadores de diabetes.;
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Previenen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares mejorando el perfil lipídico (grasas) en la sangre, el control del peso y la presión arterial;
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Contribuyen a la reducción del colesterol total y LDL (considerado como colesterol “malo”) tanto en adultos como en niños.;
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Actúan en el control del apetito y, por tanto, en la ingesta de alimentos y en el peso corporal. En este sentido, no hay diferencia entre consumir fibras solubles o insolubles;
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Al actuar en el control de peso, favorecen la reducción de la circunferencia abdominal;
Es capaz de reducir el riesgo de cáncer de colon, por la alteración de la flora intestinal (acción prebiótica).
Además, contribuyen a un menor consumo de grasa y, por tanto, a la prevención de enfermedades cardiovasculares.