Caminos públicos cortados y/o abandonados

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Son las 22:35 del Miércoles, 24 de Abril del 2024.
Caminos públicos cortados y/o abandonados
En cuanto a los caminos, también estamos pasando a otra fase: La Definitiva. Ya no hará falta cortar algunos caminos, simplemente hay que dejar que se pierdan. Érase una vez un camino que te llevaba desde la aldea de Ventillas a la ermita, desde la ermita, siguiendo el curso del río Montoro, a la Tabla de los Caballos, desde la Tabla de los Caballos a la Tabla de los Alisos, (qué recuerdos aquellos, cuando los niños iban por allí en bicicleta a bañarse), desde la Tabla de los Alisos a la desembocadura del arroyo Nueveces en el Montoro, donde podías coger un desvío que faldeaba toda la sierra de Valdoro a una cota más baja de la Cueva del Monje, la Cueva de la Osa, la Cueva de los Holguines, la Cueva del Lechuga, rodeando el Morrón de la Plaza y dejándote a las puertas de la Hoz de Valdoro, donde el río Montoro discurre hacia el valle de Alcudia por uno de los parajes más bellos de nuestro país, con lugares como la Cueva de la Hoz, el Dique y el Molino Flor de Ribera.
El tramo desde la Tabla de los Caballos a la de los Alisos puede ya decirse que no existe (ya ocurrió algo así con el camino del Ojuelo). Aun así hay quien se toma la molestia de poner dos mojones de hormigón con sus respectivas vigas, cadena a estreno con candado de diseño en el mismo vado del río, es decir, donde el camino lo cruza (por si acaso a alguien le da por resucitarlo). Nada que temer, pues sabe que la Ley le ampara. Y si no le ampara la Ley, le ampara algo mucho más fuerte que la Ley, algo que está borrando nuestros caminos, vallando nuestros ríos (ya sea en su versión “valla paralela a lo largo de su curso y pegada a la orilla” o “valla que atraviesa el cauce a las bravas”). Nada que temer.
Recorridos como este hay que mimarlos, cuidarlos, pelearlos, darlos a conocer. La oferta de rutas para visitar y admirar nuestro patrimonio no es tanto una cuestión de dinero (que también), sino de actitud. Hasta qué punto están comprometidas las personas que hemos elegido para el cargo. ¡Venga! a ver si alguno hace cierto eso de que cuando votamos, decidimos nuestro futuro. Esos caminos pertenecen a un ayuntamiento donde seguro que hay alguien que se siente aterrado al comprobar que cosas así sucedan en su término… ¿Oigaaaaa?... ¿Oigaaaa?... ¿Hay alguien ahí?...
 
Antonio Carmona Márquez