Por Antonio Carmona Márquez
Esto es, como muchos sabréis, en el Parque del Retiro, al final de la Cuesta de Moyano.
Intentaba que mi hija Ana se aproximara a mis querencias literarias y la coloqué a los pies de Pío Baroja. Luego los hijos hacen y leen lo que les da la gana, claro. Lo digo sin pizca de acritud. Casi con orgullo.
La foto debe ser de finales de los noventa, cuando la alopecia aún no había despojado toda mi coronilla. La fotógrafa (Ana Madre) sí que cercenó la boina del insigne escritor, mucho más preocupada, como es lógico, por encuadrar a su hija a que por las querencias literarias.