Manantiales como heridas de sangre transparente, hemorragia cristalina que a pie de sierra da a luz vida. Nosotros encauzamos el flujo como podemos y sabemos, con fuentes, pilares y abrevaderos. Pero la vida sigue su camino dejando atrás cicatrices de hierba verde, desgarros de barro en carne viva, sombras cantarinas y fragantes bajo la higuera y la encina. Manantiales que se rodean de libélulas y adelfas, de juncos y zarzas, de pueblos y aldeas.