“Thunderstruck”, el último himno heavy

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Son las 22:40 del Martes, 16 de Abril del 2024.
“Thunderstruck”, el último himno heavy

  En toda la historia del rock’n roll, en los millares de avatares de estilos, intérpretes, autores, bandas, discos, corrientes y fanáticos, ha habido algún episodio siquiera comparable con la influencia, carisma y magnetismo que el heavy-metal ha tenido, tiene y, casi seguro tendrá, sobre sus legiones de fieles seguidores. No hay una música más visceral y enervante que la combinación de chillidos y riffs guitarreros con que la jauría metálica ataca a su audiencia y, lo que es más entusiasmante, no hay respuesta del público más entregada y febril que la que ofrecen los devotos del heavy.

     Sin entrar en deliberaciones académicas sobre si fue antes la gallina que el huevo, a todos les queda claro que los que se empezó a llamar “heavy-metal” fue un trasunto del llamado “hard-rock” (rock-duro) con mezclas más que apabullantes de sonidos derivados del “blues-rock”. Así, hay quien dice que el término se acuñó extraído de la tercera estrofa de “Born to be wild” (Steppenwolf, 1968) y que la primera obra reconocible como tal (aunque habría de llamarla heavy-blues) fue el álbum “Truth” (1968) del Jeff Beck Group, escisión de parte de los Yardbirds más los Faces (ahí estaban Rod Stewart y Ronnie Wood), justo el año que Jimmy Page estaba cambiando el nombre a los New Yardbirds por el más recordado y famoso de Led Zeppelin. Y fue justo esa etiqueta la que, con un acertada mezcla de los ingredientes ya citados, la agudísima voz de Robert Plant y una puesta en escena absolutamente ciclópea abrieron un sendero por el desfilarían Black Sabbath y Uriah Heep, bandas que, viniendo del llamado “rock progresivo” (que incluía aderezos del “folk” británico y leyendas más o menos esotéricas), se hicieron con los mandos para un futuro que resultó más esplendoroso cerca de 1980 cuando la llamada “new wave of the heavy metal” inundó el planeta de chillidos, demonios, fuegos en el escenario, melenas, cueros y tachuelas en el patio de butacas y discos con portadas de monstruos, zombies o satanases.

    AC/DC (corriente alterna/continua), australianos con dos miembros (los hermanos Young) que habían mamado la eclosión pop de su hermano mayor George (Guitarrista de los Easybeats) y un cantante magnetizante Bond Scott (muerto en 1980) fueron por derecho propio los abanderados de una corriente que ha sufrido muchos cambios en casi cuarenta años pero que sigue honrando como ídolos de masas a sus queridos “eisi-disi” y señalando como una canción para la historia a nuestra pieza de hoy: “Thunderstruck”.

Primer corte del disco “The Razors Edge” (1990), el tema ha acabado siendo icónico por su estimulante e incendiario arpegio, reiterativo hasta la extenuación pero que, por eso mismo, exige una aportación extra de energía, sea en el final de un combate de boxeo, en el último triple del partido de basket o en la jodida muralla del kilómetro 30 de una maratón popular. Evidentemente, si quereís una fiesta inolvidable, incluid cuantas veces se pueda este portentoso corte, eso sí, provistos antes del necesario líquido para reponer fuerzas. El tema es atribuible a los hermanos Young (Angus y Malcolm) y aún hoy sigue siendo el único tema de su repertorio que tocan en todos los directos, junto con los del disco que estén promocionando en ese momento. Eso, y el uso estimulador para la grada de cuantos eventos deportivos se precien, ha catapultado a “Thunderstruck” a la categoría de mito junto a otros clásicos como el “We are the champions” de Queen, usada hasta en los partidos de solteros contra casados o el reconocible “Rock and Roll” de Gary Glitter, emblema de los Chicago Bulls en la era dorada de Jordan, Pippen y compañía. Su uso en películas, video juegos, anuncios y sintonías de televisión (la Sexta la estuvo usando este verano), así como las versiones cada vez más sorprendentes de aguerridos intérpretes no hacen sino engordar la bola de nieve mediática sobre esta canción que, si bien no goza del predicamento de los oyentes más conservadores (vulgo puretas) sí les extrae una sonrisilla cómplice cuando el “crescendo” de guitarras y voces lleva al definitivo climax del estribillo; para entonces los martillazos de la palabra “¡¡¡ Thunderrr !!!” han agarrado al más suspicaz y los tobillos comienzan a llevar a los pies por un terreno inesperado: el salto puño en alto, con el índice y meñique en plan cuernos satánicos es cuestión de segundos. O si no, contemplad el video promocional grabado en Agosto de 1990 en la London’s Brixton Academy, que abre una selección de versiones, alguna de ellas sumamente curiosas como el gaitero incendiario o los finlandeses Steve’n Seagulls, sin olvidar las del dúo de pirados 2 Cellos, y las versiones a la guitarra, violín o grupo country. Larga vida al Heavy Metal. 

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