Una de las grandes aportaciones del Imperio USA, aparte del bourbon de Kentucky y las barbacoas en el jardín trasero, es su asombrosa capacidad para fagocitar y hacer suyas costumbres, canciones, ideas que, en el fondo aportaron los millones de inmigrantes de todo el planeta que adoptaron “la nación de los hombres libres” como “su nación”; por ello no es raro que en ubérrimo folklore estadounidense convivan tonadas de Senegal con otras jigas celtas, sin contar corridos mejicanos o viejas leyendas sajonas. Por otra parte, su sentido del patriotismo les ha permitido ser tan flexibles como para adoptar canciones e himnos del enemigo/rival en la Guerra Civil que asoló la nación en mitas del siglo XIX y que marcó a los estados perdedores (sudistas) con un marchamo especial en donde la música (blanca o negra) fue más que una bandera: “When Johnny Comes Marching Home” pertenece más que ninguna otra a esa canciones que valen para todo aquel habitante de la metrópoli del Imperio.
La canción, editada el 26 de Septiembre de 1863 a cargo de un tal Louis Lambert, en realidad seudónimo de Patrick Gilmore, cuenta la historia (habitual para tantas parejas en época de guerra) de la ansiosa espera de una mujer ante el deseado regreso de su marido/novio/pareja del frente de batalla. Se dice que el mismo Gilmore se basó en los anhelos de su hermana Annie que esperaba a un capitán de artillería ligera apellidado O’Rourke. Sin embargo lo que no dijo Gilmore cuando registró la canción en la Biblioteca del Congreso es que la melodía se la había apropiado de otro tema, en este caso una tonada tabernaria “Johnny Fill Up The Bowl”, algo así como “Johnny llena el cuenco” o dicho en manchego puro: “Nene, enllena questoy seco”. En Julio de 1863, es decir dos meses antes que Gilmore, alguien registró la canción y apeló a un antiguo origen de la melodía hacia 1630 y, por supuesto, con raíces irlandesas.
Antes de continuar con nuestro relato que nos llevará a territorio “Irish”, Sam quiere llamar la atención sobre las primeras cuatro versiones elegidas (Internet dispone de cientos que merecen ser exploradas) que, digamos responden al título y letra de la Guerra Civil Americana (Guerra de los Estados, si el que habla es confederado): la más patriótica es, sin duda la que entonan los Voluntarios de 24º Regimiento de Massachussets, no muy lejos de la versión con despliegue de coros de Mitch Miller, un productor, autor y director de orquesta que triunfó en los cincuenta y que tenía especial soltura para los temas militares. No menos henchida de patriotismo es la versión que nos ofrece Dolly Parton, musa de la “country music” y promotora del uso de sujetador con aros. Por último, en esta primera fase, nos entusiasma el lirismo y la sobriedad de la griega Nana Mouskouri que dota a la marcha militar de un inusitado sentimiento.
Y ya estamos en la verde Irlanda de donde se dice que procede “Johnny Comes Marching Home”o por lo menos su pegadiza melodía, exactamente igual que la de “Johnny I Hardly New Ye”, una tradicional canción antibelicista y antireclutamiento que, a pesar de ser editada con posterioridad a la versión USA, tiene sus orígenes en los inicios del s.XIX (algunos opinan que cien años antes) en una compañía de soldados irlandeses de condado de Kildare que sirvieron para Compañía de las Indias Orientales en Ceylan (Sullon, en la canción), la actual Sri-Lanka. El músico inglés de “music-hall” Joseph B. Geoghegan publicó en 1867 la canción en Londres, lo que significó un tremendo salto de popularidad en los “felices 20” del pasado siglo. The Irish Rovers nos proponen una versión ortodoxa de la marcha que nos ocupa, todo lo contrario que los también irlandeses, pero menos civilizados de los Dropkirk Murphys, con una endiablada puesta en escena que resalta los valores de San Patricio y sus muchachos. La versión, casi desnuda, de los ingleses Steeleye Span nos ofrece la oportunidad de escuchar a la siempre encantadora Maddy Prior con un coro de contrapunto y un texto alternativo para la letra. Intimista, casi minimalista, antibelicista, la versión de Janis Ian se aleja del sentido de celebración que subyace en los orígenes de la marcha y nos entristece con si interpretación casi “a capella”.
Y, de la tristeza más patente, “la canción de Johnny”, como habría que llamarla desde ahora, se convierte en una didáctica pieza infantil de origen casi desconocido, aunque el arreglo final se debe a un tal Richard Mark Stephen Irwin, especialista en adaptar temas musicales cuyo “copyright” ya ha expirado y que deviene en “The Animals Went in Two by Two” una encantadora manera de aprender a contar y nombrar a los animales, que podéis disfrutar en nuestro penúltimo enlace, gracias a Nursery Rhymes, una de esas asociaciones “british” que tanto hacen por sus niños y su educación. El caso es que esta versión ilustró un anuncio australiano de Volkswagen en 2013 y otro del Nissa Pathfinder en 2014, fecha en que El Corte Inglés lo utilizó para su campaña de Otoño, aunque preguntados por el origen de la canción por la página “anunciosdelatele.com” dijeron que era una grabación exclusiva y “ad hoc”… mentirosillos.
Acabamos con la densa historia que nos ha buscado Sam, y lo hacemos aquí, en nuestra piel de toro, pero más bien en Finisterre (Fisterra, o sea), donde los gallegos Luar Na Lubre nos ofrecen una céltica aportación con letra de los animalitos, tan nutritiva como las anteriores. Y ahora para los más curiosos de vosotros, lectores: ¿qué podría haber ocurrido en un “mix” de “El Frente de Gandesa”, “Mambrú Se Fue A La Guerra” y “Dos Elefantes Se Balanceaban”?