La reina indiscutible del pop de la última década ha regresado con su cuarto álbum de estudio: 30. Cuando el pasado octubre las grandes ciudades se inundaron de pancartas y paneles luminosos con el número 30 sobre un fondo verde, los rumores de que Adele estaba de vuelta corrieron como la pólvora y el mundo esperó impaciente el lanzamiento más importante de la industria en este 2021.
El álbum 30 dista mucho del estilo de sus antecesores y apuesta por canciones más largas y maduras en cuanto duración y temática. En mi opinión, carece de esa espontaneidad que le caracterizó a 21 y abandona esos éxitos radiados que le caracterizaron para recuperar la profundidad y desarrollo de antaño. Esa cualidad que hace tiempo abandonó la música pop para explotar al máximo la efimeridad del instante.
Lejos de comentar canción por canción, voy a centrarme en una de las canciones que más me ha gustado: "All night parking". Esta pista, en palabras de la propia Adele, es una oda a la sensación de enamorarse de alguien de nuevo tras una ruptura. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención de esta canción ha sido la colaboración (y resurrección) con Erroll Garner.
Errol fue un pianista de jazz americano que nació en Pittsburgh durante los años veinte del pasado siglo. A pesar de no poseer formación académico musical (nunca aprendió a leer música), puede presumir de ser uno de los pianistas que supo mantener su propio estilo a lo largo de su trayectoria. Sus primeras grabaciones se remontan a la década de los cuarenta y su discografía cuenta con cerca de cincuenta álbumes, siendo “Misty” su pieza más popular.
A la canción “Misty”, en su origen instrumental, el popular letrista Johnny Burke le añadió letra, lo que le otorgó tal popularidad que se convirtió en uno de los estándares del Jazz y ha ocupado varios puestos de la Billboard Hot 100 en sus múltiples versiones.
Tal y como he mencionado anteriormente, el 19 de noviembre de 2021, con la publicación de 30, Erroll resucitó virtualmente a través de samples para colaborar con la indiscutible reina del pop actual para acompañarla en una de las mejores canciones de este álbum. Para concluir, simplemente invitaros a escucharlo entero y reseñar la clara vuelta a las melodías y sonoridades de los años 60 y 70 que aportan un soplo de aire renovado a un mercado musical que se había estancado (y degradado hasta niveles impensables) en ritmos latinos repetitivos, letras vulgares y sonidos artificiosos que enmascaran la falta total y absoluta de talento y gusto musical.
Como último dato, quiero señalar que Adele ha sido la primera artista en obligar a Spotify y plataformas similares a eliminar la reproducción aleatoria del álbum. Su (buen) argumento se basa en que el orden de las canciones responde a una cuestión estética y argumental que dan sentido a un todo global, y que, con la reproducción aleatoria, esa cualidad quedaba reducida a cenizas.
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