"Quisiera que mi última memoria fuese la de aquel amanecer en la playa y descubrir que todo este tiempo no ha sido más que una larga pesadilla". Esta frase de "Las luces de septiembre", de Carlos Ruíz Zafón, bien podría haber sido escrita por nuestro distinguido y universal músico gaditano Manuel de Falla tras su exilio a la Argentina por la Guerra Civil de nuestro país. Y no le faltaría razón.
Manuel María de los Dolores Clemente Ramón del Sagrado Corazón de Jesús Falla y Matheu, Manuel de Falla para nosotros, y ese señor que salía en los billetes de 100 pesetas para más de una generación, tuvo la fortuna de nacer en una de las provincias que más sabe de playas y atardeceres; de parajes naturales y mezclas culturales; de aguas de aquí y de allá; de constituciones y cortes; de convertir las adversidades en coplas y de llevar la sencillez y hospitalidad por bandera: Cádiz.
Manuel de Falla es uno de los más grandes músicos y compositores que ha dado nuestro país. Nació en la ciudad de Cádiz en 1876 para ser, junto con Albéniz y Granados, el encargado de llevar nuestra particular forma de vivir a lo largo y ancho del mundo. Sus obras están repletas de referencias a las costumbres populares, a espectáculos de nuestros mayores, a los colores con los que nos deleita nuestra tierra y a artistas que, como a él, quizás valoramos o supimos entender demasiado tarde y nunca se tuvo el coraje ni el valor de darles de traerles de vuelta. Quizás sea algo inherente a nosotros: ser unos pioneros en la formación de artistas, literatos y científicos, por poner algún ejemplo, pero ser aún más y mejores pioneros en ponernos en manos de maleantes y bellacos cuyo único objetivo es enriquecer sus bolsillos sin escrúpulos y a los que en absoluto les importa todo lo que le cuesta al ciudadano el formar a los mejores con el fin de regalarle el talento a otros países que ya quisieran tener la materia prima y el talento que aquí germina.
Entre las grandes obras de Manuel de Falla destacan "El sombrero de tres picos", cuyos bocetos y figurines fueron creados por el malagueño Pablo Picasso, "El amor brujo", compuesta en Granada (o su pequeño París, como él la denominaba), "Noches en los jardines de España", "La vida breve" o "Fantasía Bética" (estrenada en Nueva York en 1920 tras ser rechazada en España).
Durante el estallido de la Guerra Civil, Manuel de Falla, al igual que otros grandes artistas, se exilió a Argentina donde residió hasta su muerte el 14 de noviembre de 1946. El 22 de diciembre de aquel año, sus restos embarcan rumbo a Cádiz donde llegaría el 9 de enero de 1947 para ser depositados en la cripta de la catedral.
Sus restos pueden visitarse y allí es donde se encuentra el famoso retrato que aparecía en los billetes de 100 pesetas. Rafael Alberti, tras la visita a la cripta le dedicaría un evocador verso que describiría a la perfección lo que se siente al estar frente a su tumba: "Y ahora se halla aquí, en esta profundidad de Cádiz, rodeado de peces agitados que le inquietarán el sueño". Hace tan solo unos días tuve el privilegio de hacerlo por primera vez y he de decir, que a pesar de que no soy en absoluto dado a visitar sepulturas, saber que ahí yace uno de los compositores más brillantes de nuestra historia, impresiona.
Hay infinidad de ejemplos para ilustrar la música de Manuel de Falla. Sin embargo, a pesar de que no es su obra más conocida, esta "Serenata Andaluza" me parece una pequeña joya que me recuerda y evoca las luces y los parajes de su provincia natal. Bordear el sur de España contemplando las playas y el océano, vislumbrando África a un lado y un paraíso natural al otro en pleno mes de septiembre es una delicia visual que bien podría estar acompañada de esta interpretación del pianista Javier Perianes.
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