Turismo nacional: Sarasate

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Son las 18:58 del Jueves, 18 de Abril del 2024.
Turismo nacional: Sarasate

El verano está siendo raro. Muy raro. Después de tres meses confinados, un proceso de desescalada y una "nueva normalidad", el virus sigue merodeando por ahí y las posibilidades de viajar siguen reduciéndose considerablemente por temor a nuevos rebrotes. Por este motivo, he pensado en escribir una serie de artículos que nos inviten a viajar dentro de nuestro país a través de la música, eligiendo alguno de mis destinos o compositores nacionales favoritos.

A pesar de que he estado bastante tentado de comenzar la serie por el que es mi destino predilecto, he optado finalmente por comenzar el viaje en Pamplona, cuna de una de las tradiciones y fiestas más populares que tenemos en España: a primeros del mes pasado,  los San Fermines. ¿Quién no ha madrugado alguna vez un siete de julio para ver desde su salón el primer encierro de la temporada? 

He de confesar que jamás he pisado Pamplona. Sin embargo, he elegido este punto de partida por uno de los músicos españoles más internacionales de los siglos XIX y XX: Pablo Sarasate. 

Sarasate nació en Pamplona en 1844. Era hijo de un músico militar y desde pequeño mostró unas dotes extraordinarias para el violín. Se dice que siendo niño retó a su padre a interpretar uno de los pasajes más complejos de la literatura violinística y ganó la apuesta. Comenzó sus estudios musicales en la catedral de Santiago de Compostela a la edad de siete años para trasladarse posteriormente a Madrid, donde la reina Isabel II le concedió una beca de estudios. 

Durante su estancia en Madrid, recorría siempre el mismo trayecto para dirigirse al domicilio de su maestro. En aquel recorrido se encontraba una de las pastelerías más famosas de la época. El dueño del negocio, que ya había oído de las hazañas de Pablo, le rogó que interpretara alguna pieza en su comercio a cambio de dulces. El público que se congregó para escuchar al joven fue tan numeroso que el pastelero le insistía una y otra vez para que continuara allí dando conciertos a cambio de sus pasteles. 

A nivel privado, Pablo Sarasate era un gran devoto de la Virgen del Pilar. Hasta tal punto llegaba su devoción que le entregó su arco como ofrenda para que el Cabildo lo situara bajo los pies de la virgen, en su camarín. A día de hoy, el arco de Pablo sigue formando parte de los tesoros de la Basílica de Zaragoza. 

Como gran virtuoso, siempre mantuvo una estrecha rivalidad con el violinista Josehp Joachim por ser el número uno del momento. Hasta tal punto llegó la rivalidad, que Pablo se negó a interpretar un concierto de Brahms por considerar que su rival lo tocaba tan perfecto, que no merecía la pena interpretarlo y evitar así la comparación. Independientemente de quien fuera el número uno de los dos, Pablo tiene el honor de hacer su “cameo” en una de las aventuras del detective más conocido de la literatura universal: Sherlock Holmes. A Arthur Conan Doyle le gustaba tanto Sarasate que hizo que su famoso detective tomara una pausa en una de sus investigaciones para asistir a un concierto del violinista. El relato donde Sarasate hace su aparición estelar es "La liga de los pelirrojos". 

Pablo Sarasate fallece en Biarritz el 20 de septiembre de 1908,  a la edad de 64 años. Su violín, un Strardivarius, lo deja en herencia al Real Conservatorio de Música de Madrid junto con una suma de 25.000 francos, dando así lugar al "Concurso internacional de violín Pablo Sarasate" que se celebra cada dos años en su ciudad natal. 

En esta primera parada musical, os dejo con la obra "Carmen Fantasy Op.25", compuesta por Pablo Sarasate e interpretada por  Itzhak Perlman.  Posteriormente el Zapateado y Aires Bohemios, dos piezas exquisitas del gran compositor pamplonica. 

¡Nos vemos en la siguiente parada!

Marcelino Mora González
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