El regalo

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Son las 06:15 del Viernes, 19 de Abril del 2024.

Tu vida es el intervalo que media entre un suceso de fecha y circunstancias conocidas y su imprevisible desenlace. Sabemos cómo y cuándo llegamos a este mundo pero nadie sabe de qué manera y en qué momento lo abandonará.

Y si crees que la vida es larga, andas bastante confundido. Para salir del error, cuenta los años que has vivido, añádeles los que piensas seguir vivo y anota el resultado. Luego consulta en internet la edad del universo, la duración de un periodo geológico o la datación de los primeros huesos de homínido. No te aflijas. La vida de un ser humano es apenas un chispazo en la inmensidad temporal del cosmos. Y nada, en apariencia, va a inmutarse por un minúsculo destello de más o de menos.

Esta brevedad de la vida resulta conmovedora. A unos los acongoja y paraliza mientras a otros los arroja a una curiosa obsesión por apurar hasta el último sorbo de cualquier placer que esté de moda. Entre el pesimismo existencial y el hedonismo intemporal media un trecho donde caben casi infinitas alternativas para ocupar el tiempo que nos es dado vivir. Por tanto, una vez aceptada la evidencia de que el suelo por donde caminas es tan sólido como un suflé, y antes de sucumbir al pavor, más te vale mirar al cielo y reflexionar.

Tu vida es un regalo que no pediste pero no te conviene rechazar. Si eres inteligente lo usarás con sensatez, lo disfrutarás y procurarás conservarlo en buenas condiciones para que dure lo más posible (algunas recetas hay para mantener su pujanza que es bueno conocer y aplicar cuanto antes). Harás bien en agradecer de cuando en cuando el presente recibido y no dudes en compartirlo con quien sepa apreciarlo. Pero evita exponerlo a la envidia del ignorante, la manipulación del perverso y la avaricia del ingrato. Recuerda que los regalos valiosos lucen más cuando se colocan cerca de la belleza, la inteligencia, la bondad y la ternura, pero su resplandor decae al contacto con la malicia y la vulgaridad. Guárdate tú mismo de codiciar los regalos de los demás y ten en cuenta que el tuyo puede aliviar el sufrimiento ajeno si sabes prodigarte con generosidad y atención. Cada cual debería llegar a conocer bien su regalo pues, siendo éste intrínsecamente igual al de los demás, es completamente cierto que no existen dos idénticos.

Finalmente, y dado que no hay acuerdo sobre si el regalo de la vida desaparece sin más cuando ésta acaba o puede repetirse con otra morfología y ubicación, lo más sensato será aprovecharlo sin  malgastar el tiempo en idioteces.

Tarde o temprano la vida te colocará justo en el filo del precipicio, y esto es una certeza. Llegarán catástrofes inapelables y te despedirás o estará en tu mano despeñarte o dar el paso hacia la salvación. Pero mientras haya aire en tus pulmones no dejes de gritar a los cuatro vientos: ¡Qué bello es vivir!

-Dedicado a Frank Capra, James Stewart y los Maestros-

Juan Felipe Molina Fernández