Puertollano no se merecía esto

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Son las 01:32 del Sábado, 20 de Abril del 2024.
Puertollano no se merecía esto

Las últimas  propuestas culturales que se han ofrecido en la ciudad,  tanto de música como de  teatro han tenido una respuesta de público asistente  muy aceptable. Lo que evidencia que poco a poco, la menor incidencia de casos de COVID-19  y la  reducción de las restricciones hacen que nuestra vida se vaya acercando a la normalidad a los niveles de  antes de  que llegase la pandemia.  Esto   ha favorecido  que algunos servicios culturales  que quedaron cerrados al público  tras la irrupción del virus, retomen ahora su actividad.

Es el caso del auditorio de Puertollano  Las propuestas ofrecidas en las últimas semanas  han tenido una  buena respuesta del público, según qué  carteles.

 El pasado sábado asistíamos a un “espectáculo”  en el auditorio municipal, -llamativo por el afiche y por el título- del anunciado musical “Chicago Life” . Sin duda,  la palabra "musical"  unida a "Chicago" contribuyó para que   obtuviera una buena entrada. En este caso asistíamos a una libre  versión de la obra  reconocida en Broadway  que cuenta la historia de  “Roxie Hart, una actriz aparentemente inocente que sueña con que el baile y la canción le permitan abandonar su humilde vida. El mayor deseo de Roxie es seguir los dorados pasos de la artista de vodevil Velma Kell”.   Pero en la  función de este sábado en el titulado  “Chicago Life”  el argumento  nada tenía que ver con  el clásico de Bob Fosse y Fred Ebb .  Los que vinieron a Puertollano  utilizaron y manosearon burdamente el nombre de un musical que ha hecho historia,   para dejarnos en  el auditorio Pedro Almodóvar  un despropósito de función.

 Una representación, - aquí hay que meter a los técnicos también-  que para gloria de los actuantes vieron prácticamente  lleno el teatro, con muy poco respeto por la gente que llenaba el patio de butacas y gran parte del anfiteatro: La descoordinación técnica, los continuos fallos  resueltos  con más sonrojo que acierto, sumados a una lamentable interpretación junto a una improvisación que rallaba en varios momentos la ordinariez y el malgusto, hizo que la velada en  la primera noche de octubre en el auditorio puertollanense fuera  una noche para olvidar.

Del espectáculo se salvaron las dos chicas protagonistas  que cantaban  bien, pero solo eso.  El personaje que ejercía de hilo conductor  interactuaba con el  público improvisando con chistes más o menos fáciles que superaron escasamente el  aprobado. Y a partir de aquí…   la selección musical con sonido enlatado   no dejaba de ser un batiburrillo  de difícil encaje de continuidad. El espacio temporal  de la dramaturgia no quedaba claro dónde situarla, si en el Chicago de los años 20 ó en el Madrid de “la casa de papel”.

Técnicamente  un desastre. Desde el minuto uno,  todo lo que podía  salir mal, salió mal.  Ya desde  la apertura del telón pilló desprevenido a algunos de los actores. Continuaron los fallos de control de sonido, las luces no siempre  estaban proyectadas para acompañar la escena correspondiente, el trabajo actoral sobreactuado y un guión soez  que resultaba bochornoso  en demasiadas ocasiones. Un montaje pretencioso que si quería ser una provocación sexy  y libérrima del libreto clásico del famoso musical,  rozó sin embargo  el esperpento.  La coreografía necesitaba más de una - y más de dos- tardes de ensayos. Las improvisaciones abusaban una y otra vez  del chiste fácil, quedándose -lejos de escandalizar-  en un bochornoso ridículo , más propio  de una sesión de reprimidos adolescentes que de una compañía profesional.

En definitiva, después de  año y medio de pandemia  por mucha hambre de cultura que tengamos, no  todo es justificable. 

 jmr