Son mensajeros, un oficio de antaño que perdura hoy día y que sobrevive a pesar de las nuevas tecnologías; el cartero, una profesión de ayer y de hoy que más que necesaria es imprescindible.
A caballo antaño, en furgoneta o en moto ahora y andando siempre, el objetivo final del cartero siempre ha sido el mismo: hacer llegar un documento, una carta o un paquete a un receptor.
Y más que carteros son conocidos como los de correos, los hombres y mujeres que vemos en pueblos y ciudades con sus carros amarillos repartiendo la correspondencia.
Luis Díaz es uno de ellos, solo que él trabaja en furgoneta, recorre todo Puertollano y en lugar de cartas, facturas o notificaciones, entrega paquetes.
Se encarga de repartir correo ordinario en el Polígono de la Nava, “porque está más alejado y así evita a sus compañeros desplazarse en moto”, y paquetes en el Hospital, las 600, la zona centro, el Pau y otros barrios como El Carmen o El Pino.
Luis para la furgoneta decenas de veces en la mañana, aparca donde puede, siempre por tiempo limitado y asegura que le suelen respetar.
Le gusta su trabajo, es hijo de telegrafista, natural de Fuencaliente y casi que lo lleva en la sangre.
Trabaja en la oficina de Correos de Puertollano, en la calle Torrecilla, desde hace diez años. Realiza su “trabajo con ganas, buena actitud y sabiendo que la gente lo aprecia por la labor que hace, se siente querido y respetado”.
La oficina en Puertollano tiene 30 carteros en total, 26 en la ciudad y cuatro rurales que se encargan de pueblos y aldeas como, Solanilla del Tamaral, Retamar, el Hoyo o La bienvenida.
Dar las gracias a la empresa pública Correos por poner sus medios y recursos a nuestra disposición durante la grabación de este reportaje.
Fuente: La Voz de Puertollano, Ana Contreras
El reportaje completo lo puedes escuchar pinchando abajo.
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