El Centro de atención al transeúnte de Puertollano atiende en julio a 37 personas
El centro “Virgen de Gracia” que gestiona Cáritas en la calle Solidaridad de Puertollano ha atendido este mes de julio a 37 personas “en su mayoría repetidoras, que ya conocían el centro y van de paso”, una cifra muy similar “a la que se da los meses de diciembre y enero” (reportaje en audio adjunto).
Las personas sin hogar son aquellas que no pueden acceder o conservar un alojamiento ya sea por razones económicas o barreras sociales.
No están lejos, conviven con nosotros en las calles de nuestras ciudades y pueblos.
En Puertollano, concretamente, el centro de acogida “Virgen de Gracia” que gestiona Cáritas en la Calle Solidaridad de Puertollano se ocupa de ellas. Les proporciona comida, ropa, una habitación y hasta una nueva oportunidad en la vida.
La trabajadora social Carmen López, ha contado a Cope Puertollano que en el “primer semestre del año se atendieron 154 personas, en su mayoría hombres de entre 45 y 60 años, solteros o separados, pero también alguna mujer”. De hecho, en julio han “atendido a 37 personas y entre ellas había mujeres, seis más que en el mismo mes del año anterior”.
Carmen asegura que “el perfil de la mujer es diferente”. “Ellas suelen venir en pareja, son más jóvenes y pasan aquí menos días”.
El Centro cuenta con 17 plazas, y solo dos para mujeres. Aparte, cuenta con 13 habitaciones para todos aquellos “sin techo” que se acogen al Programa de reinserción social y laboral.
“Esas 13 no siempre están ocupadas y cuando so pasan se utilizan para los que están de paso”, explica Carmen que asegura a “estas personas, que tienen los lazos familiares rotos y se encuentran en una situación grave de deterioro les cuesta entablar relaciones, convivir con otras personas e incluso mantener una rutina, por eso muchos prefieren seguir con su vida en la calle”.
Andrés Manuel López es uno de los que sí se ha acogido a este programa. Lleva siete meses en el Centro “y gracias a ellos he recuperado el rumbo de mi vida”. Andrés era adicto a la heroína. “La muerte de su padre, una casa hipotecada que le quitaron, una hermana que se desentendió de todo y una depresión muy fuerte”, fueron los condicionantes que le llevaron a vivir en la calle.
“Perdí hasta la dignidad. No me aseaba, dormía en descampados o en escaleras y rodeado de suciedad y ratas”, relata.
“Este centro me acogió sin dar más explicaciones”, cuenta. Ahora tiene “esperanzas y planes de futuro”.
Es de Daimiel, pero no quiere volver allí. “Hacerlo sería empezar de nuevo con las adicciones”, reconoce. Por eso, “quiere hacerse con un piso compartido en Puertollano y comenzar de cero”.
En ello está. En el Centro de acogida le ayudan. Su labor es encomiable.
Fuente: La Voz de Puertollano, Ana Contreras
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