Elvira Donoso Rodríguez recibirá este año la merecida distinción del Premio ‘Maestro Godo’

Su afición por el carnaval le viene desde la niñez, “cuando ‘disfrazarse de Carnaval’ era solo taparse la cara con algún trapo, o con la ropa vieja que encontrabas en casa y acompañaba a las vecinas y amigas del barrio”, comenta.

A partir de 1977 formó parte de las primeras murgas organizadas por el Maestro Godo de carne y hueso, tomando parte muy activa en aquella ‘Murga Rabanera’, pionera de lo que hoy es el Carnaval de esta localidad ciudadrealeña.

Sus conocimientos de corte y confección, le valieron para elaborar sus propios disfraces y así participar en las fiestas carnavalescas con sus compañeras de curso, siendo numerosas sus participaciones en todo aquel evento que tuviese el disfraz como principal objetivo.

Así hizo tomando parte en los actos de la Asociación de Amas de Casa de Argamasilla de Calatrava, entre ellos los desfiles de Carnaval, festivales de la canción o en las muchas obras de teatro organizadas por este colectivo.

De hecho, aprovechando sus habilidades de costura, Elvira ha ayudado a confeccionar el vestuario de sus compañeras de actuaciones y, también, a realizar sus propias creaciones, destacando siempre por su originalidad.

Ha formado y forma parte activa de diferentes asociaciones como la de ‘Amigos del Baile’, desde la que se han organizados cursos de baile, bailes de Carnaval, fiestas ibicencas, fiestas retro de los 70, 80 y 90, comparsas, etc.

Ha participado asimismo tanto en desfiles carnavaleros, como en las Jornadas Rabaneras, en las carrozas de San Isidro o actuando para los mayores en diferentes ediciones de la Semana del Abuelo.

Ha optado a los concursos del Carnaval de Argamasilla de Calatrava, logrando una amplia cantidad de premios junto a sus compañeros del baile, elaborando y modificando una gran variedad temática de disfraces, e interpretando divertidas coreografías. Sus disfraces se cuentan por cientos y sus puestas en escena son de una calidad impresionante.

Al lado de ella, siempre, su pareja de vida, Domingo Blanco, quien junto a sus mejores amigos le acompaña en todas las celebraciones, especialmente carnavaleras y no desaprovecha la ocasión para encontrar la más mínima justificación de colocarse un disfraz y vivir la vida con alegría, no faltando a ningún evento carnavalero.