La infancia de los mayores residentes en las Pocitas del Prior, triste en algunos casos, alegre en otros

Antes de verano los visitamos para que nos contaran cómo se sienten y como un día decidieron marchar de sus casas para ir a vivir a la residencia, donde les cuidan y tienen todo listo.

Ahora, hemos vuelto a charlar con ellos, esta vez para que nos hablen de su infancia.

La de Nicanor o Sebastiana fue “triste”. Uno tenía que mendigar por las calles de Cabezarrubias para poder comer algo porque su padre murió con 42 años dejando a cuatro hijos y una madre solos, tras regresar de la guerra. La otra se encontró con una infancia donde escaseaba el dinero y la comida y el trabajo era muy duro.

Sin embargo Iluminada, Jesusa o Milagros tuvieron una infancia muy feliz. “Nos criamos sin excesos, pero no nos faltaba de nada”. Una aprendió el oficio de costurera y experimentó joven la alegría de cobrar por el trabajo bien hecho, otra fue muy querida en su pueblo porque su nacimiento fue muy deseado y a Jesusa, que lleva 25 años en las Pocitas la bautizaron en la Catedral de Ciudad Real.

 A pesar de la edad, mantienen viva la memoria y las ganas  de vivir. Félix compone poesías donde pone en valor el papel de la mujer y lo mucho que han cambiado los roles en los últimos años y a Jesusa le gusta cantar.

El reportaje completo lo puedes escuchar pinchando abajo.

Dar las gracias a la comunidad de mayores y profesionales de las Pocitas del Prior por su disponibilidad y amabilidad durante la grabación de este reportaje.