La tacañerí­a, la defensa contra la entrega emocional

“Existe una forma patológica de ahorro que no solamente se reduce al dinero o los bienes materiales, sino que expresa aspectos más profundos de la personalidad de quien la padece”, ha contado la psicóloga Virginia Parrado en Cope Puertollano.

“Su cronicidad se explica porque los ahorradores patológicos no consideran que tengan un problema, todo lo contrario, les resulta uno de los puntos fuertes de su personalidad, al considerarse sujetos con capacidad de mesura y autocontrol”, ha puntualizado.

Características de los tacaños:

 -Su placer se centra en retener y acumular,  son personas que le otorgan más importancia al dinero que a cualquier vínculo afectivo.

-Se reconoce porque evita hacer gastos que perfectamente podría hacer, sin que le causen ningún problema.

-Generalmente tienen ingresos sólidos y una posición estable. Si les preguntas, te dicen que precisamente su condición es buena porque se han esmerado en ahorrar y no gastar en tonterías.

-El tacaño tiende a considerar que tiene la razón en cuanto a la manera como administra su dinero y que los demás son simples despilfarradores.

-Lo distintivo del ahorrador patológico es el hecho de que su escrúpulo en los gastos no nace de una razón objetiva, lo suyo es guardar el dinero por guardarlo. O para realizar planes que jamás ejecutan. O para enfrentar posibles “malos tiempos”, aunque ningún tiempo sea tan malo como para que se convenzan de que hay que gastar.

-La tacañería se acentúa con la vejez, esto tiene que ver con el incremento natural de la inseguridad que acompaña a la madurez.

Virginia Parrado ha explicado que “quien no quiere gastar su dinero, también suele controlar su afecto y el despliegue de su energía vital hacia los demás, porque de esta manera se siente mucho más fuerte. Así como no gasta en objetos, tampoco es generoso en lo que siente hacia los otros, ni en lo que invierte para hacerlos felices. El tacaño guarda para sí todo lo que puede y, en esa medida, no es una persona prudente, sino alguien atrapado en sus carencias”.

Fuente: La Voz de Puertollano