La vergí¼enza, la emoción que nos impide mostrar quiénes somos realmente

Cuando la experimentamos de forma recurrente, “la vergüenza puede ir de la mano de la autocrítica destructiva; una conducta privada (sentimientos y pensamientos) que pretende producir un cambio en nuestro comportamiento para conseguir alcanzar nuestros objetivos y evitar nuestros fallos, llevando implícita la auto-exigencia de cambiar”.

Cuando se juntan la vergüenza y la autocrítica ocurre esto:

•             Déficit de asertividad: no sabemos expresar nuestros deseos y necesidades (incapacidad para decir NO)

•             Exceso de culpa: la mayoría de veces la culpa viene por el simple hecho de ser como soy

•             Incapacidad para expresarse emocionalmente (por ejemplo, no mostrando enfado),

•             Desconfianza en los demás: manteniéndolos a distancia y evitando entrar en relaciones de intimidad

•             Exigirse cambiar inútilmente aquello que se piensa que los demás no aceptan (en la adolescencia es muy típico el cambio físico para agradar a los demás).

¿Cómo podemos superar todo lo anterior?

•             CULTIVAR NUESTRA AUTOESTIMA: Las personas que tienen una autoestima sana y que se valoran adecuadamente, suelen sentir menos vergüenza.

•             EXPRESAR NUESTRAS EMOCIONES: de manera que podamos aprender a manejarlas, sobre todo cuando se trata del miedo a sentirse avergonzado.

•             ACEPTA TU VERGÜENZA: Si la reconoces y la aceptas con amabilidad y sentido del humor, ya no tendrás que gastar energía en intentar que los demás no se den cuenta de cómo te estás sintiendo.

•             APRENDE A MIRARTE DESDE FUERA: hazte la pregunta ¿es para tanto?

Y por supuesto, si la vergüenza te supera, pide ayuda psicológica. Dicen los más sabios que “con la vergüenza ni se come ni se almuerza”.

Fuente: La Voz de Puertollano