Nuestra parada esta semana, bajo el patrocinio de la Diputación provincial de Ciudad Real, es en las tiendas de Cabezarrubias del Puerto. En esta localidad de apenas 400 habitantes, saben del servicio esencial que realizan las tiendas del pueblo o los servicios que ofrecen comerciantes, panadero y farmacéutico (Reportaje de audio en el archivo/podcast adjunto)
Trabajo con el que ayudan a luchar contra el desabastecimiento del pueblo, evitan desplazamientos a sus convecinos y ofrecen un servicio fundamental para mejorar su calidad de vida. Pequeñas tiendas, pequeños negocios que llenan sus estanterías de productos con los que se convierten en la despensa de sus paisanos. Vecinos que no echan de menos, el pan de pueblo hecho con horno de leña o los tomates de la huerta recién cogidos del día anterior. Pequeñas tiendas, pequeños negocios de pueblo, que en muchos casos siguen abiertas más como un servicio público a sus vecinos que por la rentabilidad del negocio.
Tiendas y negocios, que en muchos casos siguen siendo un espacio para conversar y conocer el estado general de cada casa. Espacios de encuentro donde se compra lo que la gente necesita. Tiendas de urgencia por si alguien se olvida de algo. En muchos casos abiertas sin horario.
Pilar Campos regenta una pequeña tienda con todo lo necesario para el día a día. A día de hoy y casi a punto de jubilarse, recuerda que lleva aquí toda la vida, desde pequeña, “ya que con la tienda comenzó su abuela y después su madre”.
Productos de todo tipo, lo necesario para un hogar, que junto con su amabilidad y dulzura hacen de esta pequeña tienda un lugar maravilloso en Cabezarrubias.
Hay otra tienda en este municipio, un establecimiento más grande que con mucha alegría y desparpajo saca adelante Alicia. Aunque natural de Brazatortas, reconoce que aquí la acogieron “muy bien y ya lleva más de 30 años”.
Un pueblo en el que se vive muy bien, así lo reconocen sus vecinos que no obstante, últimamente se muestran más preocupados por el aumento de casos de coronavirus.
En el momento que grabamos este reportaje, en la localidad se estaban llevando a cabo diferentes medidas excepcionales para frenar el avance del COVID. Vecinos que aunque más preocupados por las circunstancias actuales, siempre acuden a la farmacia de Alfredo Serrano, a por sus "cosillas" del día a día.
Alfredo estudió farmacia en Madrid y en 2010 compró la farmacia que hoy día regenta. Vive en Ciudad Real y aunque asegura que cada vez el pueblo va a menos, lo “mejor es su gente, honrada, alegre y siempre dispuesta”.
Es la capacidad de sacrificio de los pequeños negocios de los pueblos que en la mayoría de los casos, apenas son suficientes para que el pequeño negocio siga abierto.
Cabezarrubias del Puerto, cuyo nombre en origen se escribió separado: “Cabezas Rubias” hasta el S. XIX, y de alguna manera señala “los cerros de tierra rubial o rojiza donde se situaron sus primeros pobladores”. Luego aparte, hay muchas leyendas unos dicen que por estas Sierras abundaban por el siglo XIV muchos osos pardos y el tono rojizo del pelo del animal al Sol se asemejaba al pelo rubio. Otra leyenda sitúa el nombre en las cabezas rubias que tenían los repobladores franceses y alemanes que defendieron al pueblo de las invasiones musulmanas. Leyendas al fin y al cabo. Pero lo que sí está constatado es su pasado arqueológico con las pinturas rupestres de Las Láminas, en la Cueva del Monje o las de la Cueva de la Estación. La importancia de su minería de las minas e de las que aún hoy día se conservan restos como las de la Petaca, La Jarosa o la del General-Las Panaderas.
Perteneció a la jurisdicción de Puertollano hasta 1842. Cuentan que en 1834, hubo una epidemia de cólera que afectó a muchos lugares de España y más concretamente a los municipios de la comarca, de forma que los habitantes de Cabezarrubias se acogieron a San Pantaleón, patrón del pueblo para pedir que cesara la enfermedad. Desde aquel año los cabezarrubeños hicieron la promesa de que celebrarían fiestas con encierros taurinos y demás festejos en su honor. Y así hasta nuestros días. Fiestas en las que el pueblo multiplica su población y sus tiendas hacen la caja que no hacen el resto del año.
La cercanía a Puertollano es la tabla de salvación para algunos negocios como el de la panadería de Javi y Ana Isabel, la panadería San Gabriel, la única que queda en el pueblo. Panes, dulces que guardan el sabor de toda la vida. Productos artesanales, con olor y sabor a pueblo.
Javi, su hermana Ana y su cuñado llevan la panadería y también una explotación ganadera con 300 cabezas. Se organizan “como buenamente pueden para sacar adelante los dos negocios” y trabajan 7 días a la semana. En la panadería, además de pan y dulces, los domingos hacen churros.
Así son los negocios de nuestros pueblos. Con vocación de servir, de quedarse aquí. Con una resistencia numantina digna de todo elogio y valoración. Resistiendo los envites de las ofertas de las grandes superficies de la ciudad y manteniendo la alegría de vivir en su pueblo. (Reportaje de audio en el archivo/podcast adjunto)
Fuente: La Voz de Puertollano
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