Los sueños, un reflejo de nuestro día a día

Pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida durmiendo, fíjate si nos da tiempo a soñar. Un sueño de 8 horas, por ejemplo, se organiza en 4/5 ciclos con una duración aproximada de 90-120 minutos cada uno y atraviesa varias etapas, las 4 primeras son de sueño no REM y la última es sueño REM.

El sueño tiene consecuencias directas en nuestra salud física y mental y aunque se ha estudiado mucho sigue siendo en parte un misterio. Es esencial para mejorar nuestro estado de ánimo, previene la ansiedad, potencia la memoria, estimula la síntesis de músculos, potencia la regeneración de órganos y tejidos, reduce la irritabilidad, incrementa el rendimiento físico y mental, reduce la presión arterial, mejora la función renal, protege la salud ósea, estimula el sistema inmunitario, y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II y el cáncer.

Los sueños nacen del subconsciente y hay varias teorías del porqué de su existencia, de hecho, son una constante en los textos históricos, en la mitología o en la religión. Estudios científicos demuestran que, a lo largo de nuestra vida, soñamos cerca de 6 años enteros. Cuando soñamos, el cerebro se activa y el flujo sanguíneo que necesitamos es el doble que cuando estamos despiertos y sólo la parte lógica deja de funcionar, por eso muchas veces, los sueños son tan irreales.

Con el sueño, nuestro cerebro desecha, selecciona y asienta recuerdos, por eso es tan importante dormir bien antes de algún examen o prueba, para consolidar todo lo que hemos estudiado antes. También los sueños pueden ser un reflejo de nuestros miedos o preocupaciones diarias por eso tenemos sueños o pesadillas que a veces nos pueden parecer muy reales. Son una herramienta para procesar emociones, superar experiencias dolorosas o incluso, incrementar la creatividad.

Mar González, psicóloga