Por José Belló Aliaga
El Museo del Prado presenta una muestra dedicada a Antonio Muñoz Degrain en la sala de exposiciones del XIX
La sala 60 del edificio Villanueva del Museo Nacional del Prado acoge, hasta el próximo 11 de enero de 2026, una selección de obras de Antonio Muñoz Degrain (1840–1924), una de las figuras más originales del arte español del siglo XIX.
La exposición, compuesta por una decena de pinturas -cinco de ellas restauradas recientemente-, muestra la variedad temática, el dominio técnico y la visión estética del pintor valenciano. Junto a ellas, en una vitrina, se exponen su discurso de ingreso en la Academia de san Fernando (1899), dedicado a “la sinceridad en el arte”, un dibujo incorporado por donación a las colecciones y la fotografía de su retrato por el escultor Miguel Blay.
Esta muestra se enmarca en el programa de difusión de colecciones del siglo XIX, las más extensas entre las de pintura que conserva el Prado, que desde 2009 ha permitido mostrar artistas, técnicas y contextos en pequeñas exposiciones monográficas.
Muñoz Degrain
El Museo Nacional del Prado continúa su labor de recuperación y exhibición de sus extensas colecciones del siglo XIX con una nueva muestra monográfica dedicada al pintor Antonio Muñoz Degrain (1840–1924). Figura a menudo al margen de las corrientes dominantes, Muñoz Degrain es presentado ahora en la sala 60 del museo, a través de una decena de obras que abarcan toda su trayectoria artística.
La selección incluye piezas emblemáticas como Paisaje del Pardo al disiparse la niebla (1866), restaurada recientemente para esta presentación y considerado el paisaje más destacado del autor. Con una pincelada suelta, que recuerda en ciertos aspectos a la factura de Velázquez, y una captación asombrosa de la atmósfera, esta pintura le valió una medalla en la Exposición Nacional de 1866. Obras como Recuerdos de Granada (1881), en la sala 63 A, o Vista de Granada y Sierra Nevada 1 (h. 1915) ilustran su enfoque subjetivo y evocador del paisaje, en el que la imaginación se funde con la realidad.
La exposición también recupera su faceta de pintor de historia y temas literarios. El estudio preparatorio a lápiz para su obra de mayor fama, Los amantes de Teruel, expuesta en la sala 75, permite acercarse a su proceso creativo. En Antes de la boda, la representación de Isabel de Segura, protagonista de aquella pintura, revela la influencia veneciana en el vibrante colorido y la pincelada suelta.
La fascinación del artista por el exotismo norteafricano en Los escuchas marroquíes (1879), la pintura religiosa en Jesús en el Tiberíades (1909) y el detalle cotidiano en Rincón de un patio toledano (1904), confirman la versatilidad del artista y su constante búsqueda de nuevos lenguajes pictóricos. La obra Interior del estudio de Muñoz Degrain en Valencia, de su amigo Francisco Domingo Marqués, añade además un valioso testimonio de la vida artística y de la importancia del cuadro. en la Valencia del XIX.
Con esta presentación, el Prado continúa la línea iniciada en 2009 de mostrar al público conjuntos de interés de la vasta colección del siglo XIX del Museo Nacional del Prado a través de pequeñas exposiciones monográficas, que ya han sido protagonizadas por artistas como Aureliano de Beruete, Rogelio de Egusquiza, Genaro Pérez Villaamil, Federico de Madrazo, Antonio María Esquivel, Francisco Pradilla, Joaquín Sorolla, Eduardo Rosales y José de Madrazo (dibujos); técnicas, como la acuarela en la época de Fortuny y sus seguidores; temas, como la pintura religiosa a mediados del siglo y los retratos infantiles en el Romanticismo; y donaciones, como la de Hans Rudolf Gerstenmaier. A ellas se han agregado el escultor Miguel Blay y los grabados japoneses del siglo XIX.