Los puertollaneros se vaciaron hasta el minuto 93, dieron todo, pelearon cada balón como si fuera el último y mostraron una imagen que agradó a los aficionados pese a caer derrotados con dos goles de Pascual en la segunda parte
Por Fernando Romero
Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria. Así se expuso hace años en una de las crónicas y así se expone en esta ocasión. Y es que hay partidos en los que, aunque se caiga derrotado, no hay lugar para un solo reproche. El de este domingo en el Cerrú es el caso. Cualquier aficionado del cuadro atlético se pudo ir del municipal con la sensación de ver como sus jugadores se vaciaron y lucharon como gladiadores ante un equipo superior en presupuesto, plantilla y, por tanto, clasificación.
Valdrá lamentarse de los puntos perdidos en jornadas anteriores ante equipos de los de su liga. Y quizá más por la imagen mostrada. Pero quien haya visto el partido ante los albaceteños solo puede quitarse el sombrero y soñar con que el objetivo de la permanencia es posible. Cuestión de actitud. Algo que ha cambiado en los tres últimos partidos y que invita, pese a las derrotas, al optimismo cuando haya más efectivos a disposición del cuerpo técnico y, quien sabe, si algún refuerzo para ayudar a una plantilla desolada tras el partido pero con la cabeza bien alta por el esfuerzo realizado.
Y es que pese a la teórica superioridad albaceteña, los atléticos dieron un ejemplo de lucha. Le plantó cara, no le perdió la cara al partido y no bajaron los brazos pese a los dos tantos de su “nueve” Pascual que hizo que tremendo esfuerzo quedara sin recompensa. No es para estar tranquilos puesto que son cuatro las derrotas que los puertollaneros han cosechado de manera consecutiva, quedando emplazado en la penúltima posición de la tabla, pero si han aparecido nuevos argumentos que inspiran confianza de cara al futuro, empezando por el próximo domingo en Membrilla, que es antepenúltimo con un punto más que los atléticos. Qué mejor momento para volver a la senda del triunfo y demostrar que el esfuerzo acabará valiendo la pena.
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