Un gol de Orozco a siete minutos del final sirve para dar los tres puntos a un equipo que rompe la mala racha de resultados con la terminaba el 2018, y dejando además buenas sensaciones tras el partido
Por Fernando Romero
Decir que algo ha cambiado en el Atlético Puertollano puede llevar a engaño al lector. Quizá estaría mejor señalar que algo está cambiando... o que los atléticos dan el primer paso hacia el cambio... Sea como fuere, el cuadro que entrenan Galán y Minaya ha empezado el nuevo año ganando. Victoria: palabra que se no escuchaba en el club desde hace demasiadas jornadas. Para los que no sigan la actualidad del cuadro atlético, victoria más que necesaria para su lucha por la permanencia. Para los que siguen de cerca la actualidad del cuadro atlético, victoria que se merecían tanto jugadores como cuerpo técnico. Se lo merecían. La necesitaban. Esa necesidad que te hace entender que, por fin, el esfuerzo y la unión en los momentos más complicados, te ofrece alguna recompensa. Es el camino a seguir. Es el primer paso, sí. Pero también es una demostración del “querer es poder”. La foto, exultantes, tras el partido, explica y resume a la vez, gráficamente, este primer párrafo de crónica.
Una victoria conseguida ante un buen Carrión que en la tarde de este sábado se encontró con la mejor versión del Atlético Puertollano. El equipo local hizo bien todo lo que tenía que hacer. Supo estar concentrado hasta el pitido final, trabajó cada jugada con la intensidad que necesita esta categoría y supo sufrir como gusta a su afición, como EQUIPO. Es su baza para seguir sumando puntos que le acerquen a la buscada permanencia.
En este primer partido del año, los puertollaneros mantuvieron el tipo de principio a fin, dispusieron de ocasiones, frenaron las embestidas visitantes, y maduraron el encuentro hasta que les llegó su momento. Ese momento era el minuto 83, a siete de los noventa reglamentarios, cuando Orozco aparecía en el área para fusilar la portería visitante y subir el gol al marcador ante el delirio de los aficionados atléticos.
Los siete minutos restantes, más los cinco de añadido, fueron eternos. Pero, a diferencia de otras ocasiones, los rojillos no dieron opción al rival. Mantuvieron el balón lejos de la portería de Álex y, con el pitido final, estallido de alegría. Fue un partido muy trabajado y, como consecuencia, una victoria merecida. Encontraron recompensa a su buen trabajo. Ahora les toca demostrar que lo de este pasado sábado no es flor de un día. El sábado que viene, también el Cerrú, tienen la oportunidad de dar el segundo paso hacia el cambio verdadero.
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