Pliego, Carlos López e Iván Limón dejaban sentenciado el partido en el primera parte con sus tres goles y cuando el Quintanar quiso reaccionar ya era demasiado tarde, teniendo como máximo exponente a Caín que fue insuficiente ante los azules que solo tuvieron que saber defender la renta obtenida en la primera mitad
Por Fernando Romero
El Calvo Sotelo sigue a su ritmo. Sin prisa pero sin pausa y a un ritmo que pocos equipos son capaces de parar hasta el momento. En la tarde de hoy en el Cerrú, llegaba un Quintanar que está confeccionado para el ascenso, pero se topó con una gran primera parte de los puertollaneros que dejaron prácticamente sin opciones a los visitantes.
En la primera parte ya se quedaba el partido sentenciado para no dar lugar a la sorpresa. Una falta lateral servía para que Pliego pusiera el 1-0, que luego ampliaría Carlos López de disparo lejano para poner el partido de claro color local. La amplia ventaja no relajó a los puertollaneros que pusieron la puntilla gracias al gol de penalti que transformó Iván Limón para llevar a vestuarios una tranquilidad absoluta para los chicos de Darío Martín.
En la segunda parte salió mejor el Quintanar que tenía en Caín al jugador que estaba creando más peligro. De hecho, dispuso de una clara ocasión tras recortar a Reguero que se marchó fuera por poco. Justo dos minutos después, un pase interior para el propio Caín provocó una resolución perfecta del atacante para poner el 3-1 en el electrónico del Cerrú.
Adelantó la defensa el equipo de Quintanar, que no tiraba la toalla pese al marcador en contra, buscando recortar distancias soñando con la igualada como mínimo. Le tocaba al Calvo Sotelo de ahí al final del partido aguantar y mostrarse sólido en labores defensivas para evitar agobios. Caín estaba siendo la pesadilla de los azules que no sabían como frenar al rápido atacante visitante. El paso de lo minutos fue restando energía a los de Quintanar que cada vez veían más alejada la posibilidad de sumar un resultado positivo. Al final, victoria del Calvo Sotelo gracias a su gran primera parte ante un Quintanar que, cuando quiso reaccionar, ya fue demasiado tarde.
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