Elvis Presly grabó más de 600 canciones a lo largo de su vida, pero nunca escribió ninguna de ellas. Sus productores compraban temas a compositores talentosos de la época. Además, Elvis, famoso por la enérgica forma en la que interpretaba sus canciones, nunca recibió una clase formal de música: tocaba de oído.
Antes de llegar a la fama cuentan quienes le conocieron, que era un joven sencillo y modesto, pero absolutamente preocupado por su aspecto. Cuentan, que con sus primeros dólares ganados se compraba en una tienda de Memphis trajes en tonos rosas y blancos sólo para él.
Con el paso de los años su gusto se fue haciendo cada vez más barroco: le apasionaban las joyas, los trajes de cuero ajustados, grandes cinturones... Y, cuando ya estaba en el estrellato contrató al sastre de Frank Sinatra, que fue el artífice de sus trajes con capas, que imitaban al Capitán Trueno.
El tupé
Su tupé, perfectamente esculpido, fue sin duda una de sus principales señas de identidad: "Usaba tres aceites diferentes para el pelo. En la parte delantera, una cera muy fuerte para el tupé, un tipo de aceite para la parte de arriba y vaselina atrás. Decía que era la única forma de que el pelo cayera perfecto mientras actuaba".
En casa como en ningún sitio
Cuando comenzó a ganar dinero, su única pretensión era comprar una casa para sus padres. Y eso es lo que hizo en 1957, cuando adquirió la casa más famosa del mundo: Graceland. Con 18 habitaciones y un espectacular jardín. El cantante buscaba sobre todo que su madre se sintiera cómoda y feliz, por lo que mandó construir un gallinero donde su madre daba de comer a sus animales.
Aunque era su hogar principal, Elvis tenía otras casas, como la de Bel Air, donde sus invitados más celebres fueron los Beatles, que acudieron a la casa en 1965.
Las aficiones de Elvis
Además de su pasión por las armas, el cantante desarrolló un sorprendente afán por las placas de policía auténticas; de hecho, esta afición le llevó hasta la propia Casa Blanca para pedirle al Presidente Nixon una placa de agente federal de lucha antidroga. Nixon, desprestigiado políticamente por la desastrosa guerra de Vietnam, pensó que una foto con Elvis podía otorgarle publicidad entre los jóvenes. Así, el cantante logró su placa oficial y Nixon la instantánea deseada.