Voz del feminismo contemporáneo con canciones como "La puerta violeta", punta de lanza de un movimiento que recupera la música para la reivindicación social, a Rozalén le "preocupa" que el reguetón triunfe entre los adolescentes, aunque si tuviera hijas no les impediría escucharlo.
"Todos debemos ser libres para escuchar lo que nos dé la gana pero siendo conscientes de lo que estamos escuchando" dice quien asegura, en una entrevista con Efe, que no oye ese tipo de música y si lo hace se le "tuerce la cara".
Como no es partidaria "ni de la represión ni la censura ni el castigo", apunta que si alguna vez es madre y sus hijas quieren escuchar canciones "que no tratan bien a las mujeres", en vez de impedírselo usaría sus letras para "enseñarles por qué no debe ser ése el camino".
No obstante, recuerda que "también hay adolescentes que escuchan a cantautores, que les interesa la política, que saben del movimiento feminista". Entre ellos están los seguidores de esta albaceteña nacida en 1986, destacada integrante de un movimiento que está recuperando el gusto por la canción de autor.
"Siempre ha habido cantautores pero no les daban la visibilidad que nos están dando a nosotros ahora: nos están metiendo en festivales 'indies', 'hippies' o de pop y nos sacan en programas de televisión en 'prime time'. Eso mola porque significa que a lo mejor hay una pérdida de prejuicios y etiquetas interesante, y tenemos que aprovecharnos de eso", asegura.
No obstante, aprovecha para reclamar más música en directo en la televisión. "Los músicos estamos súper olvidados. Cuando era pequeña, veía programas como "Música sí" (que emitió TVE entre 1997 y 2004) y ahora echo de menos espacios para gente que está empezando, que es lo más difícil. Los que están en lo alto van sonando, pero para un artista emergente la televisión es un altavoz tremendo y eso no existe, y debería".
A Rozalén la veremos en otoño en uno de los capítulos de "Canciones que cambiaron el mundo", producción de #0 de Movistar+ que conduce la también cantautora Zahara a la que se sumó con gusto porque es "música en directo e historia de la música".
Con referentes clásicos como "Libertad sin ira" de Jarcha o "A galopar" de Paco Ibáñez, la cantautora tiene tres discos en el mercado -"Con derecho a...", "Quién me ha visto..." y "Cuando el río suena..."- y compagina la gira de este último con la composición: "Si no me muero, es mi vía de escape".
Esa necesidad le ha llevado a aceptar el reto de escribir su primer libro, "Cerrando puntos suspensivos", que publicará Aguilar "a finales de año" y en el que contará lo que no ha cantado en sus canciones.
"No es un diario, pero desde que lancé el videoclip de '80 veces' -el que la abrió las puertas de las grandes discográficas- hasta ahora he ido aprendiendo y viviendo cosas que no se ven en el escenario ni en las canciones". Vivencias en su proceso de hacer una carrera "a fuego lento" en la que "ha habido cosas muy duras, y otras no tanto".
Rozalén cree que puede servir, además de para conocerla mejor, para que aquellos que quieran dedicarse a la música "lo lleven más mascadito".
Con el título avanza quizá el cambio de una etapa alcanzados ya el éxito y la madurez musical, ya que "Cerrando puntos suspensivos" alude a sus tres discos, cuyos nombres acaban en estos signos de puntuación.
Entre tanto, la cantautora manchega continúa la gira de "Cuando el río suena...", con la que protagonizó un concierto histórico en el WiZink Center de Madrid el pasado mayo, y que le llevará al resto de Europa y Latinoamérica, siempre acompañada de la intérprete de lengua de signos Beatriz Romero, con la que ha creado el concepto de "música que se escucha con los ojos".
Le motiva "muchísimo" actuar en América Latina, donde admite que es menos conocida que en España. "Cuando voy para allá piso tierra y me doy cuenta de que no soy tan importante, me hace ponerme otra vez a cero, como me costó aquí tantos años, y eso está muy bien para el ego". EFE