Sin letra suena para todos

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Son las 01:16 del Sábado, 30 de Marzo del 2024.
Sin letra suena para todos

Existen tres tradiciones en España de las que me siento orgulloso: que las mujeres no tengan que adoptar el apellido de su marido cuando se casan, que en el nombre completo de cada ciudadano aparezca siempre el apellido de la madre y que el himno nacional no tenga letra. Nada de esto ocurre en Europa. Las dos primeras son tan progresistas que parecen haberlas inventado los ingleses. Paradójicamente, en una sociedad de corte machista como es la nuestra, las mujeres tienen su lugar en la identidad de las personas. Pero ¿qué pasa con el himno nacional?

Hay mucha gente en Europa que no sabe que nuestro himno no tiene letra pero cuando se les dice a muchos les da igual y a otros les parece una idea genial. A mí también. No vivo rodeado de desarraigados sino todo lo contrario. La mayoría de gente que conozco, tanto de derechas como de izquierdas, son personas socialmente comprometidas que tienen una idea de patria. Eso sí, diferente. Los símbolos del Estado, como las leyes, no dan de comer pero ayudan a canalizar la convivencia para la construcción de un futuro común. Pero, de ningún modo, definen el carácter patriótico de las personas. Este concepto es mucho más complejo y plural como para reducirlo solo a los símbolos.

En la transición democrática, a través de la Constitución, se sentaron las bases para una convivencia duradera entre españoles de toda condición e ideología. Sin embargo, la letra del himno nacional quedó pendiente anulando la que existía compuesta por el poeta José María Pemán y que algunos aprendimos en el colegio. No es de extrañar. Poner de acuerdo a tanta gente con mentalidad tan heterogénea como intolerante representó todo un esfuerzo de concordia, valor imperante en la transición pero que a lo largo de nuestra historia siempre brilló por su ausencia.

Como emigrante me he identificado con muchas melodías que se fueron convirtiendo en himnos cuando nos juntábamos los sábados por la tarde españoles de todas las regiones   acompañados con frecuencia de hermanos iberoamericanos a compartir nuestras músicas, reflexiones, escritos y recuerdos. Otras canciones fueron nuestros himnos: “En tierra extraña”, “Mediterráneo”, “Volando voy”, “Escuela de calor”, y tantas otras canciones que reflejan bien aquello de lo que lo nunca carecimos, un inmenso respeto y amor por nuestras costumbres y nuestra gente.

A mí personalmente no me molesta que quien quiera le ponga letra al himno nacional. La que le compuso Joaquín Sabina me gusta mucho más. Sin embargo que haya una letra oficial no puede sino perjudicar nuestra convivencia. Me parece mucho más original y democrático dejar que cada cual le ponga la suya. Que esa música pueda inspirarnos diferentes momentos de nuestras vidas y que podamos compartirlas escuchando una música común.

Como definió Iñaki Gabilondo, los españoles tenemos la capacidad de cristalizar lo que nos perjudica. Un país que  ha sido incapaz de consensuar un sistema educativo no le vamos a pedir que consensue la letra del himno nacional. Dejemos pues el himno sin letra. No lo vayamos a poner peor. Es la única manera que se me ocurre para que esta música suene para todos.

              “…la patria es un invento de los poderosos para que los que no tienen nada sigan defendiendo  sus intereses”. Miguel Gila

Miguel Marset
Himno nacional de España