Asociacionismo local

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Son las 06:29 del Martes, 19 de Marzo del 2024.
Asociacionismo local
     Recientemente visité el Museo Etnológico Municipal, situado en la calle Conde Valmaseda 39, que ha vuelto a abrir sus puertas tras la cesión que el Ayuntamiento de nuestra ciudad ha otorgado a la asociación Portus Planus. Se trata de un espacio donde el visitante regresa a épocas pretéritas de nuestra cultura, entrando en contacto con los usos y costumbres de aquellos pobladores que nos precedieron en el puerto encajado entre los cerros de Santa Ana y San Sebastián. Hay que destacar que ha sido una asociación local la que ha dado un paso al frente para rescatar del polvo una entidad cultural que de otro modo seguiría vedada a la ciudadanía. La iniciativa marca un camino a seguir con otros centros de índole similar.
 
     Otra asociación local, Acta non verba –locución latina que significa “hechos, no palabras”- emprende puntualmente jornadas de recogida de residuos en lugares emblemáticos de la ciudad. Tuve ocasión de unirme al colectivo hace unos meses en la batida efectuada en el parque Pozo Norte y experimentar la satisfacción que se siente al colaborar en cualquier cuestión que ataña a la mejora del estado de nuestros espacios públicos, sean cerrados o al aire libre.
 
     Puertollano es una ciudad que siempre ha destacado por su espíritu asociativo. Baste recordar que en 1894 se fundó la Sociedad Benéfica “La Esperanza”, que en 1992 pasó a denominarse Asociación “La Benéfica” y que aún se mantiene en funcionamiento. El Registro Municipal de Asociaciones data de diciembre de 1987 (aunque ya antes  existían asociaciones en activo), fecha en que se inscribe la primera agrupación: “Asociación para el desarrollo y promoción gitana”. En ese mismo mes se registran numerosas altas que no dejaron de incrementarse en el transcurso de los años siguientes. A fecha de hoy, en el Registro hay inscritas un número de asociaciones que puede resultar increíble incluso para aquellos que hemos colaborado con ellas, exactamente 277 entidades. Considerando que alrededor de 70 han dejado su actividad, aún restan 200 asociaciones que, ciertamente mermadas por la pandemia, continúan venciendo los obstáculos para mantener vigente su cometido, si bien es cierto que algunas se encuentran en situación latente, inactivas en apariencia.
 
     En este catálogo, considero que es de justicia destacar el papel de las Asociaciones de Vecinos, potenciadas con el advenimiento del Ayuntamiento democrático en 1979.  Por entonces, Puertollano estaba dividido en diez barriadas con otras tantas Asociaciones de Vecinos: Centro-sur (centro de la ciudad), Fraternidad (barriada de las 630), El Carmen (barriada de san Sebastián), Las Mercedes (barriada del Pino), Cañamares (zona sur), Libertad (zona sureste), Constitución (barriada Abulagar), Santa Ana (zona centro-este), El Poblado (zona este) y Muelle María Isabel- Barrio de Salas (barriada del río Ojailén). A este conglomerado se sumaba la pedanía  El Villar. Esta realidad urbanística y asociativa se ha mantenido hasta la actualidad con dos modificaciones: la desaparición del poblado Muelle María Isabel- Barrio de Salas y la inclusión de la urbanización Ciudad Jardín.
 
     La mayoría de las personas que presidieron estas asociaciones permanecieron en el cargo durante muchos años, trabajando por sus barriadas y resolviendo múltiples problemas del vecindario. Muchos hemos sido testigos de esa labor encomiable y de los sinsabores que a veces debían superar para no dejarse vencer por los obstáculos. Participaron en cuantos foros municipales tenían que ver con el proyecto de ciudad a lo largo del tiempo, aportando el punto de vista de los vecinos de todas las barriadas del entramado urbano y velaron porque ninguno de los rincones de esas barriadas quedase marginado en las mejoras susceptibles de llevarse a cabo.
 
     Nuestra ciudad ha sido pionera también en poner en marcha asociaciones de todos los campos sociales. Resultaría prolijo y excedería la habitual extensión de estos artículos mencionarlas a todas según figuran en el mencionado Registro Municipal. Como muestra, señalemos que en el ámbito sanitario se cuentan colectivos señeros como la Hermandad de Donantes de Sangre, Cruz Roja, asociaciones contra el cáncer, la diabetes, la esclerosis múltiple, la fibromialgia, de donantes de médula ósea, enfermedades mentales, celíacos, etcétera. Lo mismo sucede con las asociaciones relacionadas con el folclore -más de una decena- con el deporte, los festejos, la canaricultura, la tauromaquia, las amas de casa y consumidores, los colectivos de educación especial, apicultura, astronomía, asociaciones profesionales…Prácticamente ningún apartado social susceptible de reunir a un grupo de personas con el propósito de luchar en pro de objetivos comunes, queda excluido de la amplia nómina del asociacionismo de Puertollano. Se encuentra tan acendrado en los puertollaneros el afán de unirse para alcanzar metas comunes que cuando han tenido que abandonar la ciudad por  cualquier motivo, han creado relevantes agrupaciones en sus nuevas residencias y no han roto los vínculos con sus orígenes.
 
     Se ha evitado mencionar nombres propios para no incurrir en agravios comparativos. Si son casi tres centenares de asociaciones las que  figuran en el Registro Municipal, son más centenares aún las personas que han ocupado el cargo de presidencia de las mismas, y miles las que han pertenecido a sus juntas directivas. Con las naturales diferencias individuales, bastantes de estas personas han dedicado muchos años  a su cometido, como se señalaba anteriormente, un cúmulo incontable de horas entregado a mejorar la vida de la ciudadanía. Y ello de forma generosa, sin ningún tipo de contraprestación. Ese tiempo regalado a la ciudad ha ido en detrimento del dedicado a la propia familia y amistades. 
 
     En justa correspondencia, considero que no resulta descabellada la propuesta de erigir un monumento en honor del asociacionismo local con el que se sentirían representadas y homenajeadas miles de personas. Convendría que se erigiese en el centro de la ciudad, con una apariencia nada ostentosa en consonancia con el anonimato de los destinatarios del reconocimiento. Una placa con un texto sencillo, como “Homenaje al movimiento asociativo de Puertollano” lo identificaría adecuadamente. Creo que la iniciativa contaría con la aprobación de los beneficiarios de la labor de las asociaciones, que en realidad somos todos. Por otro lado, sería un estímulo para que el espíritu solidario de la ciudad, patentizado mediante el asociacionismo, se mantuviera pujante en el presente y futuro.
Eduardo Egido Sánchez