Manuel Prior, el pintor y la persona

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Son las 09:50 del Jueves, 25 de Abril del 2024.
Manuel Prior, el pintor y la persona
     El 17 de junio se inauguró en el Museo Cristina García Rodero de Puertollano la exposición “Prior, 70 años de pintura”, una amplia muestra de la trayectoria artística de este creador nacido en nuestra ciudad en 1933, que permanecerá a disposición de los visitantes hasta el 27 de agosto próximo. Indudablemente, se trata de una ocasión única para realizar un recorrido por las diversas etapas de la evolución pictórica de Prior, en la que predomina el realismo de sus primeros años y el expresionismo que, con determinados matices, domina la mayor parte de su larga carrera.
 
Para hacer posible esta riqueza de estilos se han rescatado obras de diversas pinacotecas (entre ellas las que posee el ayuntamiento local) y de la propia colección del autor hasta alcanzar alrededor de un centenar de obras que conforman una visión privilegiada de conjunto.
 
     Hay que dejar constancia de la amplia acogida que los medios de comunicación han dispensado al acontecimiento, cuyo último episodio hasta la fecha ha consistido en una mesa redonda que se grabó en los estudios de Imás Televisión el 7 de julio con la participación del galerista Norberto Dotor, el escritor José Rivero, el director del Museo Municipal Raúl Menasalvas, la gestora cultural María Teresa González, y el autor de este artículo. Por videoconferencia intervino el propio Manuel Prior y el acto fue moderado por el promotor de comunicación Julián Gómez.
 
     Asimismo, la asistencia de público a la muestra está siendo notable, en particular en el acto mismo de la inauguración en que varias decenas de personas quisieron mostrar su apoyo, reconocimiento y afecto a un creador local que tiene obras en centros culturales y colecciones particulares de ámbito internacional. No obstante, consideramos que la exposición merece una resonancia aún mayor, tanto en el campo de la divulgación como en las visitas al Museo.
 
     Como hemos indicado, el estilo artístico en el que Prior dio sus primeros pasos fue el realismo. Llaman la atención en la muestra dos obras de aquella época: la imagen de un minero con su atuendo característico y la carbura en mano, y un conjunto de mineros en la taberna cuya contemplación nos recuerda las obras de grandes realistas de la pintura clásica española como Velázquez, Murillo o Zurbarán. Este cuadro esconde una sorpresa en su dorso, donde existe otra escena realista con un grupo de mujeres jóvenes en la Fuente Agria. En las penurias de la posguerra había que aprovechar las dos caras del lienzo. 
 
     Tras esta primera etapa, Prior bebe de cuantas tendencias encuentra a su paso por medio de sus vistas a museos de Madrid y de un recorrido por países europeos, experimentando sin cesar hasta que se adscribe con firme vocación en el movimiento expresionista, que será el puerto donde amarre sus firmes trazos y desde donde continúe surcando mares procelosos por el placer mismo de la singladura. Parece sumarse a la recomendación del poeta Kavafis cuando supedita la llegada a Ítaca a la supremacía del recorrido hasta alcanzar sus costas.
 
     El expresionismo es un movimiento estético europeo que se desarrolla a comienzos del siglo XX especialmente en la pintura y literatura. Su seña de identidad consiste en plasmar el estado anímico del creador frente a la manifestación sensorial del impresionismo. El estilo expresionista persigue representar la emoción que transmite una vivencia interior. Entre sus precursores se encuentran artistas tan conocidos como Vincent van Gogh y Edvard Munch, autor del inquietante cuadro “El grito”.
 
      Con estas premisas, Prior avanza por un territorio siempre inestable y brumoso, como manifiesta en la jugosa entrevista realizada por José Belló en vídeo, donde se expresa con una sinceridad y humildad que desarman a quien espere asistir al monólogo complacido de un pintor consagrado. Por el contrario, nuestro paisano desgrana sus dudas, sus tanteos en la penumbra, su entrega al trabajo diario a sabiendas de que las musas no siempre otorgan la corona de laurel al pincel esforzado. A veces el cuadro sale y otras veces no sale, dice el pintor como muestra de un axioma incontestable. 
 
     Manuel Prior lleva toda la vida pintando. Si le quitan el pincel es probable que se cruce de brazos a esperar tiempos mejores. Siempre ha sido autodidacta, destilando la esencia de la pintura ajena que ha llamado su atención. Siempre ha huido de academicismos para seguir su propio camino a despecho incluso de tendencias que le hubieran reportado más beneficio económico. De niño visitaba su establecimiento favorito, La Casetilla, donde se pertrechaba de los útiles que le permitían dar forma a los lugares y personajes de aquel Puertollano en blanco y negro en el que destacaban las siluetas silenciosas o bullangueras –según la ocasión- de los mineros.
 
      Ya entonces había despertado su vocación artística que no hizo sino afianzarse con el paso del tiempo. Prueba de ello es que en su juventud trabajó algún tiempo en la principal empresa local, la Calvo Sotelo, el sueño profesional de todos los jóvenes de la población. Aunque su puesto de trabajo era como delineante, relacionado por tanto con su vocación, pronto se percató de que necesitaba la libertad que exige toda labor creativa y pidió la cuenta. Cuando lo hice, recuerda ahora Manuel en la distendida sobremesa, sentí mucho miedo por el paso dado y ese miedo no ha desaparecido hasta ahora. Es el peaje obligado a la necesidad de volar sin ataduras.
 
     A los 89 años, continúa manteniendo su  firme compromiso con una paleta  en la que predominan los tonos ocres de la tierra, sigue pintando regularmente, refrescando sus  obras añejas, enfrentando nuevas composiciones como la terna dedicada a los sanfermines que ha culminado recientemente, tres cuadros repletos de energía. La inventiva no se agota mientras la ilusión anide en el ánimo del creador artístico. Con su verbo sosegado relata que solo concibe la vida con un pincel en la mano dando rienda suelta a su fecunda imaginación. 
 
     En su última visita a Puertollano para inaugurar su exposición estuvo arropado por su familia, que se trasladó desde Madrid para ser testigos privilegiados del acontecimiento. Lamentable fue la ausencia de su esposa, Pilar, fallecida prematuramente en 2004 cuando Manuel contaba 71 años y la necesitaba tanto como siempre. Ella estuvo desde el primer momento pendiente de las cuestiones materiales que requería la faceta comercial de su obra, facilitando que el pintor se centrase con exclusividad en su labor artística. En la inauguración, la familia se presentó endomingada en el Museo para estar a la altura de la circunstancia: sus hijas Margarita y Guadalupe; sus yernos José Manuel y Gabriel, y sus nietos Pilar, Alba, Marina y Jorge. Solo faltó Konstantin a causa de sus estudios. Resultaba reconfortante comprobar que todos eran conscientes de estar asistiendo a una ocasión especial y se esforzaban por atender cualquier necesidad del cabeza de familia. Si resulta importante componer una colección artística como la que ha conseguido Manuel Prior, aún lo es más lograr una imagen familiar bien avenida como la que dejó patente la jornada.
 
     Es obligado resaltar la encomiable labor desempeñada por su hija Margarita en las gestiones para organizar la exposición. Ha estado pendiente del menor detalle con una entrega que lo dice todo del amor a su padre y de la valoración de su obra. Es una genuina gestora que avanza en los pormenores a base de sensibilidad, diplomacia y eficacia. Ha puesto al mal tiempo buena cara para que ninguna dificultad entorpeciera la cuestión fundamental: cumplir la voluntad de su padre de poner su obra a la vista de la ciudadanía de su pueblo natal. Han sido seis meses de gestiones de toda índole para arribar a buen puerto, el puerto donde su padre jugó de pequeño y en el que se forjó el carácter que alumbró su obra. Justo es dejar constancia de la implicación de Marga. La obra de Prior se encuentra en buenas manos.
 
     Los rasgos de la personalidad de Manuel Prior que resaltan a flor de piel son la humildad, la sinceridad, la entrega a su vocación, el sentido de la amistad, el compromiso consigo mismo… Es una persona que ha entregado su vida a su obra sin condiciones, asumiendo riesgos creativos y materiales. Hoy contempla su labor calmadamente y se hace merecedor a convertirse en protagonista de las bellas palabras que escribió Eugenio D´Ors. “Todo pasa. Pasan pompas y vanidades, pasa la nombradía como la oscuridad…Una sola cosa, hijo mío, una sola cosa te será contada, y es tu Obra Bien Hecha”. En ello sigue Manuel desde hace tanto tiempo.
 
 
Eduardo Egido Sánchez  
     

Vídeo  grabado por José Belló 
     
      
Eduardo Egido Sánchez