Sánchez Menor, atletismo total

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Son las 02:29 del Viernes, 19 de Abril del 2024.
Sánchez Menor, atletismo total
En la carrera de la vida, Francisco Sánchez Menor (Almadenejos, 18 de enero de 1930 – Puertollano, 8 de marzo de 2023) no fue de los primeros en llegar ya que cruzó la meta a los 93 años de edad. Completó un recorrido tan largo como intenso, con piernas, cabeza y corazón consagrados al deporte en general y al atletismo en particular. Ocuparon su mente dos ideas capitales: el afán personal de superar sus propias marcas y la entrega a sus alumnos y discípulos para formarlos en las disciplinas del atletismo.
 
Su infancia en el pueblo natal no resultó fácil debido a que su padre fallece cuando él cuenta con 11 años y se ve obligado a trabajar en las más diversas ocupaciones para completar la menguada economía doméstica. Ante las escasas alternativas laborales que ofrece su pueblo se plantea al finalizar el servicio militar cambiar de aires. Por tanto, se traslada a Puertollano para trabajar en la minería pero la primera vez en que ha de introducirse en la “jaula” para descender a la galería subterránea le acomete un ataque de claustrofobia y desiste de seguir adelante. Obligado por la necesidad, finalmente no tiene más alternativa que superar las crisis nerviosas que le acometen por esta circunstancia. Paulatinamente, mejoran las condiciones laborales en la empresa lo que le permite retomar la actividad deportiva que iniciara en su localidad de procedencia.
 
Para conocer en detalle la impronta dejada por Sánchez Menor, resulta útil consultar el libro “Francisco Sánchez Menor y el atletismo en Puertollano (dos historias paralelas)” editado por el Ayuntamiento de Puertollano en 1999, donde se recogen a través de 712 páginas infinidad de datos y fotografías sobre su biografía, las competiciones que creó en nuestra ciudad y los atletas que participaron, destacando su propósito de que las mujeres practicaran el deporte. Así, se indica que puso en pie entre 1958 y 1981 prácticamente todos los trofeos de pista y campo a través de nuestra ciudad, con el decano regional de cross, el longevo Trofeo del Chorizo creado en enero de1967 que aún se mantiene con plena pujanza. No faltó un solo año a la cita con su competición más estimada, incluida la del año actual. A este trofeo emblemático se suman los trofeos “18 de julio” de pista, el “Santa Bárbara” de campo a través, el “Sindicatos” de campo a través, el “Ciudad de Puertollano” de pista, el “Ciudad de Puertollano” de natación, el “San Fernando” de campo a través, el “Ciclo Cross”, el “Virgen de Gracia” de campo a través, el de “Navidad” de campo a través, la “Caminata Popular”, el “Gran Fondo” etc.
 
La elaboración del citado libro obedeció a un empeño personal de Sánchez Menor, que había escrito y conservado a lo largo de los años una exhaustiva documentación relativa a las competiciones que había creado. Durante meses mantuvo numerosas entrevistas con el autor del libro para aclarar dudas y avanzar en la composición de los textos e identificación de los jóvenes que aparecían en los centenares de fotografías que había logrado reunir. En esos contactos, el esfuerzo y la ilusión del atleta y entrenador iban a la par, satisfecho porque su dilatada trayectoria pudiera ser expuesta en un documento que diera fe de su labor en beneficio del deporte de su ciudad de adopción.
 
El libro comienza con los saludos de los alcaldes de Puertollano, don Casimiro Sánchez Calderón, y de Almadenejos, don Luis Fernández Montenegro. A continuación, manifiestan sus impresiones hacia el biografiado sus compañeros de magisterio, amigos y alumnos, un total de 18 personas que no escatiman elogios y reconocimiento hacia su personalidad, abnegación y compromiso. La obra fue presentada en el Auditorio Municipal el 3 de junio de 1999 con la asistencia de 700 personas y constituyó otro entrañable testimonio de la capacidad de convocatoria y adhesiones que Sánchez Menor despertaba entre todos los estamentos sociales, especialmente el deportivo. Se vendieron más de mil ejemplares del libro, porque un elevado número de personas se veían fotografiadas y citadas en este documento que recoge instantáneas desde 1946 a 1999. Resultaba una imagen habitual verlo por la calle con ejemplares bajo el brazo que había acordado entregar a cualquier interesado. Las técnicas más sofisticadas de mercadotecnia palidecían ante la vehemencia y persuasión que desplegaba el singular Sánchez para promocionar su querido libro.
 
Unos años antes, el Pleno de la Corporación de Puertollano, en sesión de 18 de octubre de 1995, había aprobado por unanimidad la propuesta de que el estadio municipal se denominase “Sánchez Menor”. Con ello, en comunicación remitida por el alcalde don Casimiro Sánchez al interesado, “se ha querido rendir un pequeño homenaje a toda una vida dedicada a la actividad deportiva”. En consecuencia, el 23 de junio de 1996 se imponía en nuevo nombre al estadio municipal, constituyendo un motivo de orgullo para el titular, acto en el que estuvo arropado por centenares de personas. Fue una manera, además, de divulgar a nivel nacional el nombre del destacado atleta.
 
En el aspecto personal, Sánchez Menor no dejaba indiferente a nadie. Los alumnos lo querían -por su personalidad campechana- y temían a la vez -por sus métodos expeditivos y a veces poco ortodoxos-. Compartí magisterio con él como profesor de educación física (gimnasia, se decía entonces) y amistad en diversos ámbitos. Ni una sola vez nos enfadamos por motivo alguno. Creo que nuestra relación afectiva se afianzó de un modo indestructible a causa de la elaboración de su libro, del que fui autor pero le pertenecía a él en todos los órdenes. Tras un año de trabajo y contacto intensos, comprobamos que ello creaba un vínculo indisoluble. Le gustaba hacerse notar, mostrarse cariñoso con la gente y disfrutaba con los saludos de antiguos alumnos. Según avanzaba en edad, aseguraba que seguía siendo Menor, quizá como modo de indicar que no había cambiado, que era el mismo que en el estadio del Cerrú a principios de los años 60, como preludio a los partidos del Calvo Sotelo, daba vueltas sin parar al terreno de juego para mostrar su resistencia física.
 
Resultará extraño no detectar su presencia en la próxima edición de la Carrera del Chorizo. Desde su privilegiada atalaya contemplará la competición con la alegría de comprobar que plantó una semilla que continúa germinando. Su huella permanecerá intacta en su pueblo de adopción y en los corazones de la multitud de jóvenes que subieron al podio merced a sus enseñanzas y ejemplo.
Eduardo Egido Sánchez