Por Eduardo Egido Sánchez
En 1981 se inició en Puertollano un proyecto educativo y cultural que contemplado desde la perspectiva de 2024 respondió con creces a las expectativas que generó. Se trata de la Universidad Popular, un concepto novedoso que pronto enraizó en el tejido social de la localidad. Históricamente, las Universidades Populares aparecieron en nuestro país en la Segunda República, pero no llegaron a madurar a causa de la brevedad de esta etapa. Sin embargo, la experiencia se consideró válida para volver a implantarla con la llegada de la democracia en España. Nuestra ciudad fue pionera en instaurarla, ya que fue la segunda del país tras la de San Sebastián de los Reyes, en la provincia de Madrid. Luego se extendieron por todas las provincias españolas y ello constituyó el aval indiscutible de su validez.
La naturaleza de las Universidades Populares (UU.PP.) respondía a cuatro principios básicos: La formación de adultos es una tarea pública, lo que se traduce en que el adulto que desea prolongar su formación tiene derecho a que las instituciones oficiales garanticen ese deseo para que la sociedad se constituya con ciudadanos informados, críticos y responsables. El segundo principio se centra en el concepto de prolongación de la formación, entendido como ofrecer la posibilidad de seguir aprendiendo en todas las etapas de la vida para no quedar atrás en la evolución de los conocimientos y avances. En tercer lugar, se conciben las UU.PP. como instituciones abiertas porque no exigen cumplir ningún requisito académico, ideológico o confesional; también son abiertas en el sentido de adecuarse a las necesidades de los participantes y a los métodos pedagógicos más eficaces. Finalmente, estos centros se configuran en estrecha relación con el municipio y persiguen potenciar la infraestructura social, educativa y cultural del mismo.
La implantación de la Universidad Popular en nuestra ciudad se inició con una convocatoria pública en los medios de comunicación para asistir a un curso, dirigido por el experto Juan Manuel Puente, a celebrar en diciembre de 1980 en la Casa Municipal de Cultura con objeto de formar el equipo promotor. Respondieron una treintena de personas, jóvenes en su mayoría y con claras expectativas de encontrar en este proyecto una salida laboral. A continuación, este grupo vuelve a reunirse en febrero de 1981 en el albergue de las Lagunas de Ruidera con el objetivo de establecer el programa de actuación del primer ciclo de cursos y actividades. Como anécdota, que pudo alcanzar tintes dramáticos, el día de comienzo de la reunión al grupo le sorprendió el intento de golpe de estado del 23 de febrero. Evidentemente, si la intentona golpista hubiera triunfado, el proyecto se habría ido al traste.
Afortunadamente poco después, en el segundo trimestre de 1981 comienza la andadura de la Universidad Popular, que no habría de interrumpirse hasta la actualidad, abarcando 44 años de actividades y con una amplísima participación, como más adelante se pondrá de manifiesto. En el folleto editado para dar a conocer el programa de cursos, se indicaba textualmente: “La obligación de una Corporación Municipal democrática es facilitar a sus administrados el acceso a la Cultura, no oficial ni estatalizada, contando con los medios de que dispone. En esta línea está la Universidad Popular, y en ella se han puesto muchas ilusiones, creyendo firmemente que el pueblo de Puertollano la aceptará como algo suyo”.
Los contenidos que se ofertaron en este ciclo pionero se dividieron en dos áreas, una denominada de conocimientos y otra de creatividad. La primera abarcaba cursos de Francés e Inglés, cultura general, psicología infantil, Historia de Puertollano y su comarca, Historia de España, ¿cómo es la Lengua que usamos a diario?, Literatura, Matemáticas para padres e hijos, iniciación y agilización de las Matemáticas, Contabilidad general, Taquigrafía, Informática básica, Electrónica Digital básica, la salud en la vida familiar, introducción al Periodismo, declaración de la renta, y Corte y Confección. El área de creatividad comprendía: iniciación al Dibujo, Fotografía iniciación y ampliación, Decoración práctica para el hogar, Trabajos Manuales, Encaje de bolillos, técnicas de cine, guitarra, y Educación Física. Esta oferta del primer ciclo fue modificándose en los ciclos siguientes en función de la demanda y de la evolución de las nuevas materias que la sociedad requería.
Junto a los cursos, la Universidad Popular hacía hincapié en el concepto de animación socio-cultural, estrechamente unida a aquellos. El objetivo era que el participante no sólo se sintiera interesado en aprender los conocimientos del curso donde se matriculara, sino que además se implicara activamente en iniciativas culturales donde además de cumplir con el papel de espectador asumiera el de protagonista. Era importante ver una obra de teatro, pero era mejor participar en un grupo de teatro, se animaba a leer un libro, pero aún más a escribirlo. Se trataba de huir del concepto de academia en la Universidad Popular y, en su lugar, potenciar un espacio abierto adonde tuvieran cabida todas las opciones socio-culturales.
Los datos cuantitativos ratifican la favorable acogida de la población a este nuevo proyecto cultural y confirman las expectativas que rodearon su puesta en marcha. Hemos elegido periodos separados por cinco años para apreciar la evolución de las matrículas:
AÑO MATRÍCULAS MUJERES HOMBRES
1981 1016 725 291
1985 1457 1106 351
1991 2716 2387 329
1995 2101 1908 193
2000 2083 1864 219
2005 1924 1776 148
2010 2531 2132 398
2015 2583 2273 310
2020 5791 5621 171
TOTAL 22202 19792 2410
La media anual de matrículas realizadas asciende a 2467, mientras que el porcentaje de participación de la mujer se eleva al 89,15% del total, con lo que la participación de hombres se reduce al 10,85%.
Si multiplicamos las 2467 matrículas de media por año por los 44 años de vigencia de la Universidad Popular, se alcanza la cifra de 108548 matrículas desde su inicio. Sin duda, una participación que disipa cualquier controversia acerca de la magnífica acogida que la población de nuestra ciudad ha brindado al proyecto.
Un dato que llama poderosamente la atención es la participación de la mujer, que prácticamente multiplica por nueve la del hombre. La explicación es doble: la mujer sufría un retraso en los aspectos formativos y culturales en la época, y ello se manifiesta en su mayor matriculación en los primeros años; en segundo lugar, la mujer pone de manifiesto su decidida voluntad de implicarse en actividades sociales y culturales (efecto que se incrementa con el paso del tiempo) y ello permite que se mantengan las diferencias de matriculación. Se dijo, a la vista de los datos, que era la Universidad Popular de la mujer.
Otro hecho sobre el que hay que incidir es la descentralización en barriadas de la actividad. Hasta entonces los actos educativos y culturales, con excepción de la educación primaria, tenían lugar preferentemente en el centro de la población. La Universidad Popular se propuso modificar la situación y ubicó sus cursos y actividades en la periferia, utilizando cualquier local susceptible al efecto: sedes de asociaciones de vecinos, los propios colegios y edificios ya en desuso. Con este enfoque se multiplicó el número de participantes y pudieron acceder a las actividades patrocinadas por el ayuntamiento los sectores de población con mayores carencias formativas.
La Universidad Popular de Puertollano fue pionera a nivel nacional, despertando recelos en ciertos sectores sociales y grupos políticos por su filosofía formativa. Por este motivo estuvo en entredicho hasta que los resultados en forma de aceptación ciudadana disiparon toda sospecha de proyecto subversivo en su acepción negativa, ya que, en cambio, sí figuraba entre sus objetivos subvertir valores, es decir modificar conductas individuales y alterar el estado de la situación educativa de la gente. Muchas personas de Puertollano, especialmente mujeres, pueden atestiguar cómo cambiaron sus vidas mediante la participación en los programas de la Universidad Popular.